Leonas de oro: reflejo de un efecto contagio que traspasa generaciones

El seleccionado argentino de hockey femenino venció este viernes en la noche a Canadá por 5-1 en la final de los Juegos Panamericanos de Lima 2019 con una gran actuación colectiva y se adjudicó la medalla dorada, además de garantizar su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2010.

El conjunto albiceleste logró así dejar atrás las frustraciones vividas en las definiciones anteriores en este mismo tipo de certamen, frente a Estados Unidos, tanto en los juegos de Guadalajara 2011 como en los de Toronto 2015.

 

 

Con los goles de Julieta Jankunas (2), Silvina D’Elía (2) y Carla Rebecchi, el equipo de Carlos Retegui se subió a lo más alto del podio y consiguió lo que fue la medalla 22° de oro para la Argentina, a partir de la cual la delegación nacional superó las 21 medallas doradas en los juegos del 2011 disputados en la citada ciudad mexicana.

En Las Leonas -al igual que sucede con la Generación Dorada-, se advierte el legado de equipo, que puede ganar o perder, pero que muestra con nitidez como continuar un camino marcado por grandes jugadores, que formaron grandes equipos, y que junto a grandes entrenadores armaron una especie de manual de procedimiento: la vara del compromiso, del profesionalismo y del valor del equipo por encima de los lucimientos personales.

 

 

Por supuesto, los resultados deportivos van a depender de jerarquías individuales. Una Luciana Aymar, jugadora extraordinaria y seguramente irrepetible, marcó una época, pero también fue una deportista que logró hacer mejor a sus equipos y compañeras.

Los Panamericanos se habían convertido en un trauma y no sólo hicieron derramar lágrimas en las Leonas: llegaron a sacar del sistema a una jugadora histórica como Soledad García. Lo sucedido en Guadalajara 2011, cuando las chicas perdieron por primera vez una final panamericana desde Indianápolis 1987 -que había sido la primera cita femenina de este rango para el hockey sobre césped-, fue el momento más duro para este equipo. La caída por 4 a 2 ante Estados Unidos resquebrajó la estructura y dejó al descubierto los rostros más tristes de muchas Leonas de enorme palmarés: la propia García, Luciana Aymar -nada menos-, Carla Rebecchi, Noel Barrionuevo, Charo Luchetti y tantas otras de peso.

 

 

Después, la situación se encarriló en los Juegos de Londres 2012: las Leonas terminaron siendo subcampeonas y sólo perdieron la final ante un intratable Holanda, aunque en ese camino rumbo al partido decisivo volvieron a perder con Estados Unidos. El mismo que volvió a amargarlas en la última final panamericana de Toronto 2015, ya sin la conducción de Luciana Aymar -retirada un año antes-, con varias piezas de recambio y el DT Santiago Capurro en el banco.

Esa historia cíclica, con un entrenador que arribó, se despidió y regresó una y otra vez como el Chapa Retegui, concluyó de la mejor manera en Lima 2019. Un logro que invita a soñar en Tokio 2020, la única recompensa que le falta al hockey argentino para sentirse definitivamente realizado a nivel universal en este deporte.

 

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