Excarcelan al “Negro V8”, cultivador de cannabis de Mar de Ajó, en juicio abreviado
Tras 16 meses de proceso judicial, Diego Gómez, cultivador de cannabis de Mar de Ajó más conocido como el “Negro V8”, consiguió ser excarcelado tras firmar un juicio abreviado. Así lo confirmó a Telégrafo su abogado, Cristian Agustín Sepero.
El calvario de Diego, uno de los pioneros del autocultivo en el país, de 41 años y sin un solo antecedente penal, comenzó en abril de 2018 tras una cobarde denuncia anónima que derivó en un allanamiento y su detención.
Según explicó el letrado a Telégrafo, como en la casa de Diego encontraron varias plantas, frascos y flores de cannabis, estaba imputado por tenencia con fines de comercialización. Esta carátula finalmente logró ser cambiada a “tenencia simple” –con fines de consumo- lo que posibilitó el juicio abreviado y su excarcelación.
“Se peleó hasta que se consiguió este juicio abreviado”, destacó Sepero a este medio, quien recalcó que “a partir de ahora todo va a cambiar para la gente que plante”, ya que “el miedo a la Justicia es cada vez menor”.
Basta de presos por cultivar, un pedido en la última Marcha de la Marihuana en Villa Gesell (Fotos Ricardo Stinco).
El “Negro V8”, también productor de cerveza artesanal y extrabajador de la terminal de Mar de Ajó, estuvo detenido en las instalaciones del Servicio Penitenciario Bonaerense de Dolores durante 6 meses.
Tras una ardua labor de su abogado, en octubre logró el aval del juez de garantías David Mancinelli para que continúe el proceso judicial en su contra en prisión domiciliaria, el cual se efectivizó poco más de un mes después.
En aquel entonces, Ana, su compañera, dialogó con Telégrafo y ratificó que del operativo policial realizado en su casa de Mar de Ajó “no surgió ninguna prueba que demuestre que Diego se dedica al comercio de marihuana”.
La causa y su resolución podrían convertirse en un importante antecedente para los cultivadores de cannabis para consumo personal y fines medicinales, tal como lo estimó el abogado Cristian Sepero, y refuerza la lucha de miles de particulares y organizaciones que buscan regular esta práctica y salir de la clandestinidad.
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