A 20 años del crimen que marcó a un país: no se olviden de Cabezas

Un día para recordar la impunidad del poder y sus consecuencias. En el vigésimo aniversario del asesinato en Pinamar del reportero gráfico José Luis Cabezas, ordenado por el empresario Alfredo Yabrán, los autores materiales se encuentran en libertad.

El año 1997 había comenzado apenas hacía 25 días. La conmoción sacudió a un país entero, no se trató solo de un crimen, sino de un ataque cruel y certero a la libertad de prensa, de expresión y a la democracia toda.

El reportero gráfico y su compañero Gabriel Michi estaban enfrascados en una tarea de investigación periodística para la Revista Noticias. Además de desnudar el imperio que manejaba el poderoso empresario, buscaban lo que nadie había logrado: una foto de Yabrán.

La consiguieron tras un arduo trabajo y allí comenzaron las amenazas. Todo un aparato policial, en connivencia con un grupo de delincuentes comunes, se puso en movimiento bajo las órdenes del empresario para amedrentar a los reporteros en principio, y para silenciarlos definitivamente después, cuando la amenaza se materializó.

En la madrugada del 25 de enero de 1997, José Luis Cabezas fue secuestrado y llevado a una cava a 13 kilómetros de la ciudad de Pinamar. Esposado y de rodillas, le pegaron dos tiros en la cabeza para luego incendiar el auto con su cuerpo en el interior.

Los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo fueron condenados a prisión perpetua, al igual que los integrantes de Los Horneros, Sergio González, Horacio Braga, José Auge y Héctor Retana. Camaratta y Retana han muerto, y el resto de los acusados y condenados por el atroz crimen se encuentran hoy en libertad.

La historia de Yabrán es conocida: se suicidó en mayo de 1998 en una estancia de Entre Ríos y su muerte impidió comparecer ante la Justicia investigado como el autor intelectual del asesinato de Cabezas.

Pasaron 20 años, el recuerdo se mantiene intacto y el reclamo de justicia también. No se olviden de Cabezas.

 

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