En el contexto de un verano en pandemia, las localidades más pequeñas de la costa atlántica bonaerense experimentan un desarrollo turístico positivo, dentro de lo que es una temporada estival compleja por las limitaciones sanitarias impuestas para intentar contener al nuevo coronavirus.
Uno de los destinos predilectos por los turistas durante el reciente mes de enero fue Mar de las Pampas y, en ocasión de realizar un balance de lo acontecido en esa localidad geselina, Víctor Borgia, secretario de la filial local de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina, compartió un análisis de cómo fue la actividad en el inicio del 2021.
“En una temporada tan especial y tan atípica, muchos de nosotros redescubrimos nuestro destino. Mar de las Pampas logró ofrecer todo su potencial y destacarse por muchos aspectos, pero sobre todo por su simpleza, por lo agreste y por lo natural”, expresó el expresidente de la UCI de Villa Gesell hasta la primavera pasada.
Como se preveía, la pandemia llevó a muchas personas a buscar este verano lugares con muchos espacios abiertos, más naturaleza y menos urbanidad. Así sucedió en el partido de Villa Gesell con Mar de las Pampas, Mar Azul y Las Gaviotas, como ocurrió también en Lobería con el balneario Arenas Verdes, en General Alvarado con la villa balnearia de Mar del Sud, o en Necochea con el balneario Los Ángeles, por citar solo algunos ejemplos.
Las localidades del sur de Villa Gesell tendrán nuevos senderos naturales. https://t.co/xXShwmjvjE pic.twitter.com/KOfDQutWWN
— Telégrafo (@telegraficos) November 15, 2020
“En ese sentido nuestra localidad tuvo todo para ofrecer, porque además de la oferta de alojamiento que se destaca por los establecimientos no tradicionales, (no son los típicos hoteles con pasillos largos y con habitaciones encerradas), como todos sabemos también tenemos una amplitud de playas que este año han sido un verdadero oasis de la costa atlántica”, analizó Borgia.
Según describió el empresario geselino, la localidad “nunca estuvo saturada ni desbordada” y logró registrar “una activad económica en un buen nivel, donde se destacó la gastronomía a partir de las apacibles temperaturas de la mayor parte de enero que han permitido trabajar bien en horas del mediodía”.
El destino geselino, donde hay un universo de 4.500 camas dispuestas para alojamiento turístico, ha sabido posicionarse como un destino de sol y playa que atrapa a los turistas que buscan tranquilidad y armonía en un marco natural de enorme belleza.
“El sector de alojamiento también ha sabido mantener un desarrollo sustentable y de real calidad. En la búsqueda constate de un estilo cálido de atención pero con la profesionalidad necesaria para cubrir las mas altas expectativas en cada nivel. Capacitaciones, trabajos de mantenimiento y fuertes reinversiones, como atributos destacados”, valoró Borgia, propietario del complejo turístico Miradores del Bosque.