El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) se prepara para aprobar en marzo próximo una inversión de 540 millones de dólares para la construcción de una red de gasoductos desde el yacimiento Vaca Muerta vía la cual Argentina podrá transportar gas por varias regiones del país y exportarlo a países limítrofes.
La novedad, dada a conocer por el ministro de Economía, Sergio Massa, prevé la construcción de 132 kilómetros de tuberías para transportar el gas desde Vaca Muerta, en el oeste del país, hasta las provincias del norte y noreste.
Según datos de la agencia Reuters, con estas obras el país espera poder revertir el déficit en la balanza energética de 5.000 millones de dólares registrado en 2022 y lograr un superávit de unos 12.000 millones de dólares en 2025.
El yacimiento de 30.000 kilómetros situado en la Patagonia hace de Argentina el segundo país con más recursos de gas de esquisto del mundo.
La red de gasoductos que se construirá en Argentina para facilitar la exportación del gas de Vaca Muerta a Brasil y Chile.
En una nota al respecto del diario El País de España, el vicepresidente de CAF, Christian Asinelli, destacó que la inversión incluye la intervención sobre “cinco plantas de reconversión de gas” que permitirán unir los gasoductos de Argentina con Bolivia para el envío de gas a Brasil y al norte de Chile.
Según sus estimaciones, la instalación de las cañerías y la reconversión de las plantas podrían estar listas en menos de dos años.
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El gas de Vaca Muerta en la crisis climática
La inversión del CAF en Vaca Muerta no está exenta de críticas por aquellos que sostienen que el gas natural no es una energía limpia, al emitir metano, uno de los gases que más aporta al cambio climático.
Al respecto Asinelli asegura que “para países como la Argentina el gas es una energía de transición justa”.
“A nosotros nos va a servir para alcanzar los estándares de los objetivos de desarrollo sostenible, pero a través de un proceso que sea justo para nuestros países, donde podamos utilizar nuestros recursos naturales y bajar la cantidad de emisiones, o sea, dejar de utilizar plantas de carbón y utilizar el gas, que claramente es una energía que contamina mucho menos. No es el objetivo final, pero es el camino que nos puede llevar hacia una transición que nosotros llamamos justa, donde lo humano y lo social tampoco se olvida”, explicó el funcionario en la nota del citado medio ibérico.
