La demanda de petróleo en el mundo está en máximos históricos en un contexto combinado con el alza más fulgurante de su precio: el barril de petróleo se dispara un 14,2% en julio rumbo a su mayor subida mensual desde enero de 2022.
El repunte ronda el 14,2% en el caso del Brent, crudo de referencia en Europa que ya supera los 85 dólares por barril, mientras que en el West Texas Intermediate, el estadounidense, la subida es del 15,1% hasta 81 dólares.
En ambos casos hay que remontarse más de un año y medio, concretamente a enero de 2022, para ver un alza más fulgurante de sus precios.
Ni siquiera en febrero de 2022, el mes en el que Rusia concretó su invasión sobre Ucrania, el precio del petróleo se disparó tanto en términos mensuales como lo ha hecho en este reciente mes de julio.
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Las causas de esta suba en el valor del precio se explican, según los especialistas, en un fuerte recorte de producción de petróleo por parte de Arabia Saudita, uno de los mayores países extractivistas del planeta, que prevé una fuerte contracción debido a su decisión voluntaria de reducir la producción de un millón de barriles de petróleo.
De acuerdo al último informe sobre el mercado petrolero elaborado este mes con datos de junio por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se espera que el mundo nunca antes haya consumido tanto crudo como en la actualidad.
Los expertos de la AIE prevén una subida de 2,2 millones de barriles al día que para finales de 2023 elevará el consumo mundial a los 102,1 millones de barriles diarios, un nuevo récord.
El cóctel de encarecimiento, salvo cambio de tendencia, amenaza nuevamente con complicar los esfuerzos contra la inflación llevados a cabo por los bancos centrales.