Registran precipitaciones intensas de agua, propano y butano en Saturno

La sonda Cassini de la NASA pasó sus últimas horas antes de arder en la atmósfera de Saturno enviando información a la Tierra de forma constante.

A partir de esas transmisiones, la revista Science publicó seis estudios que explican, entre otras cosas, qué está pasando entre las nubes más altas del gigante gaseoso y el interior de sus anillos, una zona que no se había explorado hasta ahora.

Los datos muestran que esa región está azotada por la lluvia que cae desde el anillo D —el más próximo al planeta— como un “aguacero”, según definió Hunter Waite, autor principal de uno de los estudios y líder del espectrómetro INMS que iba a bordo de la nave.

La lluvia sobre Saturno contiene agua —el 95% de los anillos está compuesto de hielo—, metano, amoníaco, monóxido de carbono, dióxido de carbono y nitrógeno, más o menos lo que se esperaba, pero también —y esto es una sorpresa— compuestos orgánicos, entre ellos butano y propano.

Los investigadores están sorprendidos por la cantidad de material que cae sobre la atmósfera saturnina, unos 10.000 kilos por segundo. Pero el impacto de estas “lluvias” es relativo. “Saturno tiene 63 veces la superficie de la Tierra. El material queda repartido por una superficie tan amplia que si hubiese estado lloviendo durante toda la historia del Sistema Solar [unos 4.500 millones de años], la acumulación sería de apenas 2,5 milímetros”, detalla Waite en un artículo al respecto del diario El País de España.

No obstante, la lluvia del anillo D modifica la composición química de las capas altas de la atmósfera del planeta y es posible que con el tiempo cambie también la proporción de carbono y oxígeno en las capas interiores que están en contacto con la superficie. El espectacular sistema de anillos, que abarca 300.000 kilómetros pero tiene apenas 10 metros de espesor, se retroalimenta. El anillo C descarga sobre el D y este sobre el planeta, según muestra uno de los estudios.

 

Ilustración de ‘Cassini’ de la NASA en la atmósfera de Saturno.

 

Cassini ha logrado profundizar también en otra rareza de Saturno: su campo magnético es algo nunca visto. En la Tierra, los polos geográficos y los magnéticos están separados 11 grados, pero en Saturno están alineados con una diferencia de menos de una centésima de grado.

La nave fue la primera en orbitar Saturno. Desde su llegada al planeta en 2004 hizo cosas increíbles, como atravesar las fumarolas de los géiseres de Encélado que brotan de un desconocido océano sepultado bajo el hielo, uno de los lugares más propicios para la vida en el Sistema Solar. Poco antes de desaparecer, la misión también confirmó que en las zonas ecuatoriales de Titán se producen tormentas de polvo como las que suceden en los desiertos de la Tierra y de Marte.

 

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