Hallan restos de un mar de lava en la cara oculta de la Luna
En la cuenca Aitken, un enorme cráter en la cara oculta de la Luna formado por el impacto de un meteorito de 170 kilómetros de diámetro hace unos 3.900 millones de años, un pequeño robot chino está atravesando por primera vez la zona catastrófica más antigua del Sistema Solar.
La misión asiática se denomina Chang’e 4 y ha sido también la primera en aterrizar con éxito en la cara oculta de la Luna. Según describe un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature y difundido por el diario El País de España, científicos de la Academia Nacional de Ciencias de China creen haber encontrado restos del manto lunar, la capa interna que se oculta bajo la corteza y de la que hasta ahora no había apenas evidencias.
Conocimiento previo
La Luna es un pedazo de Tierra arrancado por el impacto de Theia, un asteroide del tamaño de Marte, en los orígenes del sistema solar, hace unos 4.500 millones de años. Fue un cataclismo tan violento que nuestro planeta desapareció durante unas horas. Una pequeña parte salió despedida y se mezcló con los restos de Theia, convertidos en roca fundida tras el golpe.
Durante un tiempo el satélite natural quedó cubierto por un océano de lava ardiente en el que los materiales más pesados fueron cristalizando en el fondo y los más ligeros quedaron en la superficie, de donde los primeros astronautas recogieron abundantes muestras en las décadas de los sesenta y los setenta. Desde entonces ha sido un misterio cuál es la composición de la Luna más allá de su capa más externa.
Cráteres
La cara oculta de la Luna está repleta de cráteres, muchos de ellos formados durante una violenta etapa de la historia del sistema solar conocida como bombardeo intenso tardío. La cara visible de la Luna también quedó arrasada por esta descarga, pero en este caso los agujeros se inundaron de lava volcánica que al secarse formó las grandes llanuras conocidas como mares que se aprecian en la actualidad.
En enero pasado el robot Yutu-2 aterrizó en el cráter Von Kármán, una cuenca de unos 180 kilómetros de diámetro que a su vez está dentro del cráter de Aitken, que con 2.500 kilómetros de lado a lado es uno de los más grandes que se conocen.
Interiores planetarios
Los especialistas explicaron que el espectrómetro de luz visible e infrarroja del Yutu-2 muestra que la composición del terreno en esa zona de la Luna es diferente a la del regolito en los mares del satélite. Los minerales tienen un alto contenido de olivina y otros compuestos densos, del tipo que pudieron quedar en las capas más profundas del mar de lava.
Los resultados chinos son preliminares y deben ser confirmados con más análisis no solo de tierra, sino también de rocas lunares de la cara menos explorada del satélite. Pero desvelar la geología de la cara oculta de la Luna, aumentará el conocimiento sobre la formación de ese satélite y las diferencias entre sus dos caras.