Una mayor biodiversidad de insectos favorece a la agricultura

Un centenar de científicos revisó una amplia colección de estudios sobre 29 de los cultivos más relevantes para la alimentación humana, centrados en la variedad y abundancia de insectos polinizadores y fauna beneficiosa y confirmaron que cuanto más intensiva es una agricultura, más reduce la vida existente a su alrededor.

En el trabajo, publicado en Science Advances y difundido por el diario El País de España en un artículo al respecto, los investigadores recopilaron información de 1.475 áreas de cultivo de todo el planeta desde 1989 hasta ahora.

Según las conclusiones de los autores del estudio, la intensificación de la agricultura, la creación de monocultivos y la pérdida de vegetación natural tienen un impacto negativo tanto en la abundancia como en la riqueza de especies de estos insectos beneficiosos.

Entre otros impactos concretos estarían la desaparición de zonas de puesta y refugio, la falta de una oferta de flores variada o la exposición a los pesticidas.

Por el contrario, los científicos corroboraron que los paisajes donde los cultivos se mezclan con otros diferentes, con arboledas y áreas sin labrar muestran una mayor abundancia de polinizadores y hasta un 40% más de variedad de fauna beneficiosa o enemigos naturales.

Ejemplos

Por el tipo de trabajo, un meta análisis de un centenar de estudios, los autores no dan cifras concretas, pero sí encuentran claras correlaciones con los parámetros advertidos en varios casos registrados en Europa.

Por ejemplo, lo relacionado a un experimento realizado durante cinco años en la hacienda Hillesden (centro de Inglaterra). Allí se dividió la tierra, unas 900 hectáreas, en tres tipos de parcelas. En unas se hizo lo de siempre, cultivar trigo, colza y habas con el uso de fertilizantes, y pesticidas convencionales. En las otras, dejaron sin sembrar los bordes de los campos, entre el 3% y el 8% del área, y fueron reduciendo los agroquímicos. Al sexto año, los investigadores hicieron cuentas y comprobaron que los rendimientos entre las fincas eran equiparables. En las últimas, la recuperación de la biodiversidad estaba aumentando la cosecha. Y no es un efecto secundario: un amplio estudio muestra ahora que si se deja espacio a la naturaleza, la agricultura rinde más.

Otro de los estudios publicados la semana pasada sobre el cultivo de colza oleaginosa en 300 fincas del oeste de Francia, muestra que los rendimientos y el margen bruto de la colza eran mayores (entre un 15% y un 40%) en los terrenos con mayor abundancia de polinizadores.

Si, como mantiene este trabajo, el impacto positivo de polinizadores e insectos beneficiosos es un fenómeno global, esto podría explicar una tendencia que está desconcertando a muchos científicos. Según varios estudios, desde hace unas pocas décadas los rendimientos agrarios por unidad de producción se han estancado e incluso reducido a pesar de que la intensificación de la agricultura no se ha detenido. La clave podría estar entonces en la pérdida de estos aliados naturales.

 

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