Una investigación realizada por la compañía energética Ovo concluyó que el envío diario de correos electrónicos de agradecimiento o en los que se confirma la recepción deja una huella negativa en la ecología del planeta.
Los especialistas llegaron a esa conclusión tras analizar el impacto de los 64 millones de correos innecesarios enviados a diario por los ciudadanos de Reino Unido.
Cuando se envía un correo electrónico, se requiere energía para alimentar los centros de datos y las computadoras y dispositivos que luego envían, filtran, leen y entregan correos. Todos estos dispositivos de internet emiten dióxido de carbono.
Según revela el diario El País de España en un artículo al respecto, a partir de datos de Statista, el número de correos electrónicos enviados y recibidos al día en todo el mundo no ha parado de crecer desde 2014. Si en ese año se enviaban 196.300 millones , se espera que en 2019 la cifra alcance los 236.500 millones.
En el caso de los usuarios británicos, los mismos envían una media de 11,29 correos electrónicos innecesarios a la semana, según el estudio de Censuswide citado por Ovo.
Si cada uno de ellos prescindiera al día de solo uno de esos mensajes, se dejarían de emitir a la atmósfera 16.433 toneladas de dióxido de carbono al cabo de un año. Los investigadores afirman que sería el equivalente a retirar de la circulación 3.334 coches de gasolina o a eliminar 81.152 vuelos entre Londres y Madrid.
“Gracias”, “que tengas un buen fin de semana”, “recibido”, “has visto esto”, “saludos” o “LOL” están entre los mensajes prescindibles enviados con más frecuencia.
Este no es el primer estudio que aborda la contaminación del envío de emails. Un informe de 2017 de la consultora Two Sides concluye que la actividad vinculada con correos electrónicos en todo el mundo podría llegar a equivaler a la huella de carbono que producen 890 millones de autos.
Esa cifra depende del tamaño de los emails enviados: según el periódico The Independent, si un correo electrónico tiene un archivo adjunto de, por ejemplo, 1 MB, el dióxido de carbono generado asciende a 19 gramos y si ese archivo adjunto se reenvía o archiva, la huella de ese correo electrónico podría llegar a 50 gramos.