Se casa Messi: “Esta boda es una caricia para Rosario”
En la ciudad santafesina se preparan para la boda del año, a celebrarse el próximo día 30 de junio. Lionel Messi, que este sábado cumplió 30 años, y Antonella Roccuzzo, su novia de toda la vida, harán una celebración para 250 personas sin muchos lujos.
Messi y Roccuzzo decidieron prescindir de la primera organizadora de bodas que tenían prevista, Bárbara Díez, una de las más famosas de Argentina, esposa del alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. Pensaron que era demasiado cara y contrataron a otros más baratos, Farina-Pavia.
El futbolista y su pareja no se casarán en ninguno de los hoteles más elegantes de la ciudad, que están en el norte, a la ribera del río Paraná. Se irán al hotel del casino rosarino, un lugar popular de las afueras. “Ellos son muy sencillos y quieren un casamiento íntimo, discreto, no quieren interrumpir la vida de la ciudad”, manifestó al respecto la intendenta socialista Mónica Fein, en diálogo con el diario El País de España.
“Esta boda es una caricia para la ciudad, queremos mucho a Leo Messi, que elija Rosario para casarse nos llena de orgullo. Sus raíces están acá aunque viva fuera. Acá se conoció con Antonella. Esto tiene una connotación muy fuerte, la ciudad está convulsionada”, aseguró la mandataria.
Aunque todo parece declinar de las extravagancias, están los invitados y, entre ellos, aparecerán algunas de las personas más ricas y famosas de la tierra, como Shakira y Piqué, Neymar, Luis Suárez, Xavi Hernandez o Cesc Fàbregas, cuya pareja, Daniella Seeman, es íntima amiga de Roccuzzo. También habrá compañeros de selección como el Kun Agüero, Ezequiel Lavezzi y Ángel Di María.
Al respecto de los asistentes a la boda, Messi ha lanzado un mensaje muy claro. Estarán todos sus compañeros de la plantilla del Barcelona –menos Iniesta, que acaba de ser papá por tercera vez– y algunos masajistas y trabajadores pero ninguno de los directivos, ni siquiera Luis Enrique, que le entrenó los últimos tres años.
Messi nunca ha querido dejar de ser ese chico de barrio que se casa con una amiga de la infancia –se conocieron a los nueve años– hija del dueño de una cadena de supermercados. Nunca quiere destacarse fuera del campo. Ni siquiera el día de su boda.