Restituyen la identidad de otro nieto apropiado por la dictadura: es el N° 140

A seis meses de la restitución de identidad para el nieto N° 139, desde la organización Abuelas de Plaza de Mayo comunicaron la identificación de otro nieto apropiado durante la última dictadura cívico militar: se trata del hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz y es el número 140 de la historia.

Nacido el 17 de abril de 1977, en el centro clandestino ‘La Escuelita’ de Bahía Blanca, se supo de su historia a través de testimonios de compañeros de cautiverio de Graciela. Su hermana Adriana lo buscó desde siempre junto a sus abuelos Oscar Metz y Elisa Kaiser, con quienes creció. Desde que ellos fallecieron, la mujer continuó esa búsqueda y gracias a la construcción de una red que la cobijó pudo llegar a dar con su hermano en un encuentro lógicamente muy esperado.

“Con la restitución del nieto 140 confirmamos, una vez más, que nuestros nietos y nietas están entre nosotros y que, gracias a la perseverancia y el trabajo constante de estos 47 años de lucha, seguirán apareciendo”, expresaron desde Abuelas en un comunicado.

 

Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, en la conferencia de prensa para anunciar la recuperación de identidad del nieto N°140.

 

Este encuentro del nieto apropiado N° 140 ratifica además lo imprescindibles que son las herramientas construidas por el Estado y la labor silenciosa de decenas de trabajadores y trabajadoras de la Comisión Nacional por el Derecho a la identidad (CoNaDI) y del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que aún hoy, en condiciones precarias y con enormes dificultades, continúan trabajando con la convicción de que este delito debe ser resuelto.

“Los nietos y nietas que faltan están entre nosotros, viven en nuestros barrios, trabajan y comparten actividades, transitan nuestras calles, están cerca. Necesitan estar acompañados para animarse a conocer su verdadero origen. Hay que insistir en que su consulta no molesta y cualquier sospecha, por mínima que parezca, es motivo para acercarse a las Abuelas. Por eso, si alguien tiene algún dato, también le pedimos que lo acerque, son esas informaciones guardadas hace años las que nos permiten hallar a nuestros nietos y nietas”, agregaron desde la organización que conduce Estela de Carlotto.

 

 

La historia familiar del nieto recuperado N°140

La mamá del nieto 140, Graciela Romero, nació el 21 de agosto de 1952 en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. Su familia la llamaba ‘Peti’ y tenía tres hermanos. Su hermana menor, María Elena, también fue asesinada por la dictadura en 1977. Graciela estudió economía, hasta que se casó y se abocó a la militancia.

El papá, Raúl Metz, nació en Bahía Blanca el 24 de agosto de 1953. Sus amigos lo apodaban ‘El Melli’, porque tenía un hermano gemelo. Los Metz eran diez hermanos. Se criaron en un hogar politizado, ya que el abuelo Metz era militante comunista y trabajador ferroviario. Raúl comenzó su militancia en la Federación Juvenil Comunista, junto a su gemelo Néstor. Eran compinches, militaban, iban juntos al colegio, compartían salidas y amigos. Desde los 13 años trabajaban como cadetes en una tintorería. Luego ingresaron al ferrocarril, como su padre.

‘Los Mellis’, como los conocía todo el barrio, sufrieron su primera detención bajo la dictadura de Onganía. Con 19 años, fueron llevados a la cárcel de Bahía Blanca y luego como “presos de máxima seguridad” a Devoto. Mientras estaban detenidos en Bahía se realizó una campaña pidiendo su liberación. Entre las organizadoras estaba Graciela. Cuando Raúl y Néstor salieron de la cárcel se alejaron del PC, pero siguieron militando en comedores barriales. Allí Raúl conoció a Graciela y se enamoró. Juntos ingresaron al PRT-ERP. Al tiempo se casaron y llegó Adriana, su primera hija. Vivieron en Bahía Blanca, hasta que la persecución los acorraló y decidieron mudarse a Cutral-Có, provincia de Neuquén.

Graciela y Raúl fueron secuestrados el 16 de diciembre de 1976 en Cutral-Có, ella embarazada de cinco meses. Por testimonios de sobrevivientes pudo saberse que permanecieron detenidos en el centro clandestino ‘La Escuelita’ de Neuquén, donde fueron torturados física y psicológicamente. Luego fueron llevados al centro clandestino ‘La Escuelita’ de Bahía Blanca, donde también sufrieron brutales tormentos.

 

Graciela Romero y Rául Metz, desaparecidos en Cutral-Có en 1977.

 

A Raúl Metz se lo llevaron de ese centro clandestino a fines de enero y desde entonces se encuentra desaparecido. Graciela, con 24 años, durante su cautiverio dio a luz un varón en abril de 1977. Ese bebé, hoy adulto, hasta el viernes último desconocía su verdadera identidad y que una familia entera lo estaba buscando. Graciela continúa desaparecida.

Adriana tenía un año cuando las fuerzas represivas se llevaron a sus padres, unos vecinos -Edelvina Guiñez y Miguel Panijan- la cuidaron hasta que sus abuelos paternos Oscar y Elisa fueron a su encuentro.

 

 

Las búsquedas y el hallazgo de la identidad

Las familias Metz Romero buscaron a Graciela, Raúl y el bebé que estaba en camino desde el instante que supieron de su secuestro. Oscar y Elisa llevaron la iniciativa de esta búsqueda: hábeas corpus, denuncias internacionales, presentaciones, hasta el final de sus días. Con la mayoría de edad, Adriana hizo suya la búsqueda, siempre cercana a la institución, a donde acompañaba a su abuela Elisa desde pequeña. Su tía, Elisa Metz, muchas veces visitaba a la filial de Abuelas en La Plata buscando alguna novedad sobre su sobrino.

En 2009, como una botella tirada al mar, Adriana abrió un blog, ‘Poncho de Lana’, en el que le contaba a su hermano quién era, cómo lo buscaba y lo esperaba. Allí le escribió una carta para su cumpleaños y así lo hizo desde entonces cada 17 de abril. Adriana participó de cada producción y actividad institucional, con la certeza de que sólo encontraría a su hermano buscando a todos. Y al final, hay recompensa.

A partir de información que Abuelas recibió de manera anónima, se inició una investigación que luego se trabajó de manera conjunta con la CoNaDI y la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado (UFICANTE). Este trabajo conjunto permitió reforzar la hipótesis de una posible apropiación, reunir la documentación necesaria y profundizar en el caso. En este marco, y una vez finalizada esta etapa, en abril de este año, la CoNaDI tomó contacto con el posible nieto para brindarle toda la información recabada. Así, él accedió a concurrir al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y dejar su muestra de ADN, para cotejarla con las familias que buscan.

Finalmente, el viernes último el BNDG comunicó a la CoNaDI el resultado de ADN y la comisión le informó al hombre que efectivamente se trataba de un caso de apropiación y que su perfil coincidía con el de la familia Metz Romero. Durante el fin de semana ambas familias quedaron notificadas de la identidad, lo que permitió comunicar a la opinión pública que se encontró al nieto apropiado N° 140.

 

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La prueba irrefutable

Como la de este nieto 140, cada restitución de identidad de un bebé apropiado revela de manera irrefutable que la dictadura ejecutó un plan de exterminio, que cometió un genocidio. Cada nieto viene a confirmar que el Estado terrorista secuestró personas, las mantuvo ocultas en centros clandestinos de detención bajo torturas, las asesinó y desapareció sus cuerpos. Que en esos campos de concentración existieron maternidades clandestinas, donde las detenidas, como Graciela Romero, dieron a luz a sus hijos en condiciones infrahumanas. Que hubo un plan sistemático de apropiación de menores, condenando a esos niños a vivir en la mentira y a sus familias biológicas a buscarlos indefinidamente.

Cada restitución de un nieto es también la confirmación de que el trabajo sostenido y colectivo nos permitirá seguir encontrándolos. Esta restitución nos reúne para darnos fuerzas y ratificar que el rol del Estado, las políticas públicas, la solidaridad, el acompañamiento, el amor y la perseverancia, son la garantía del ‘Nunca más’. Pero para que estas búsquedas se sostengan es imprescindible que el Estado siga existiendo. Por eso exigimos que se derogue el decreto N°351/2025, que deja en extrema vulnerabilidad al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).

Por último desde Abuelas recordaron que todavía faltan encontrar a 300 nietos y nietas apropiados durante el terrorismo de Estado.




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