Matanza policial en las favelas de Río de Janeiro: son más de 130 los muertos

La policía de Río de Janeiro ejecutó la matanza más letal en la historia de Brasil cuando este martes invadió dos favelas en busca de los jefes del grupo criminal llamado comando Vermelho en un cruce que en las primeras horas había dejado más de 60 muertos pero que este miércoles registró una cifra muy superior tras la aparición de otros 70 cadáveres.

Durante este 29 de octubre en la madrugada, integrantes del citado grupo criminal localizaron a decenas de fallecidos en los bosques linderos a las favelas y dejaron sus cuerpos en fila, en una plaza de la barriada Vila Cruzeiro, para que sus allegados puedan identificarlos.

 

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Según el Ministerio Público de Brasil, los muertos son al menos 132; según el gobierno de Río, 119 (incluidos cuatro policías). Más allá del número final, la operación ordenada por el mandatario estatal local, Cláudio Castro, se convirtió en el ataque policial más contundente en la historia del país sudamericano, por encima de lo sucedido en 1992 en la cárcel de Carandirú, donde 111 presos perdieron la vida.

Desde la ONU dijeron sentirse “horrorizados” por la operación policial y el comisionado Volker Türk emitió un mensaje en la red social X dirigido a Castro: “Recordamos a las autoridades sus obligaciones ante el derecho internacional, y urgimos a que se conduzcan investigaciones de forma pronta y efectiva” sobre las muertes.

 

 

La matanza y el fuego cruzado entre criminales y la policía de Río de Janeiro

Además de las víctimas fatales, el balance oficial de la matanza policial incluye también más de 110 detenidos y cerca de 120 fusiles decomisados.

En el combate con las fuerzas de seguridad, los criminales vinculados al narcotráfico llegaron a lanzar granadas contra los agentes desde diversos drones.

Río de Janeiro es la segunda ciudad más poblada de Brasil y la operación comandada por el impresionante número de 2.500 agentes dejó al país conmocionado.

La incursión policial se ejecutó en dos complejos de favelas considerados el cuartel general del citado comando Vermelho. Este grupo criminal fundado en Río de Janeiro es el segundo más poderoso del país tras el denominado Primer Comando de la Capital (PCC), que tiene su sede en São Paulo.

El PCC nació justamente en la cárcel de Carandiru en 1992 como un colectivo de presos en defensa de sus derechos más básicos, después de que la policía matara a 111 presos en un baño de sangre que supuestamente pretendía sofocar un motín. Hasta este miércoles era considerada la peor matanza policial brasileña.

 

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“Narcoterroristas”

En primer lugar, al declarar tras la matanza, el gobernador Castro consideró que “salvo por la muerte de los cuatro policías” la operación contra el comando Vermelho fue “un éxito”.

Después de eso, el mandatario aspirante a tomar el relevo del expresidente Jair Bolsonaro, enfatizó que solo los uniformados “son víctimas” y no dudó en calificar a los muertos como “narcoterroristas”, un calificativo que también utiliza el senador Flávio Bolsonaro, hijo del citado expresidente y quien sugirió la semana pasada que EE. UU. debería atacar las embarcaciones que, según acusó sin pruebas, navegan cargadas de droga por la bahía de Guanabara, frente a Río.




 

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