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La Conmebol rechazó el pedido de Boca y la final superclásica se jugará en Madrid

Luego de que los dos primeros intentos de disputar la vuelta de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca en el Monumental de Buenos Aires, el sábado y el domingo pasados, fracasaran por los disturbios, las negociaciones para buscar un sitio donde jugar terminaron en Madrid. El estadio Santiago Bernabéu de la capital española, según lo anunciado por la Conmebol, será el encargado de recibir el partido definitorio el domingo 9 de diciembre.

Después de descartar varias ciudades, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la FIFA, la UEFA, la Federación Española de Fútbol (FEF) y el Real Madrid se pusieron de acuerdo. Y fue el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, el que lo anticipaba a través de su cuenta de Twitter, mientras volaba a Buenos Aires a la cumbre del G20: “España está dispuesta a organizar la final de la Copa Libertadores entre Boca y River”.

Mientras se cerraba la sede, aún estaba pendiente el reclamo de Boca, que pretendía que se le adjudicara el título sin disputar el partido de vuelta, después del ataque sufrido por el autobús que llevaba a sus jugadores al estadio el pasado sábado 24. Para entonces, ya se había jugado la ida, en La Bombonera, que había concluido con un 2-2, sin que los goles anotados fuera de casa tengan valor doble.

Horas después del ofrecimiento de Sánchez, la Unidad Disciplinaria de la Conmebol dictaminó que no había lugar a la petición de Boca e impuso una sanción y una multa a River: en 2019 el Millonario tendrá que jugar los próximos dos partidos como local de competiciones de la confederación sudamericana a puerta cerrada, y deberá pagar una multa de 400.000 dólares. Se quedó además sin la chance de disputar la gran final con su gente.

 

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