Con la conducción técnico táctica de Eduardo Coudet y al compás del liderazgo de Lisandro López en cancha, Racing se hizo acreedor este domingo del segundo título de la Superliga Argentina, luego del primer certamen de este tipo que tuvo de campeón a Boca en 2018.
Con un empate de visitante ante Tigre 1-1, tras liderar la tabla de posiciones prácticamente desde el inicio del torneo, la Academia festeja desde este 31 de marzo un título muy merecido.
Su rival en la disputa hasta la ante última fecha que se jugó este fin de semana, Defensa y Justicia, también igualó 1-1 en paralelo y perdió así toda chance matemática de alcanzar al conjunto de Avellaneda.
Tal cual sucedió en 2014, cuando el retornado del fútbol europeo, Diego Milito, con 35 años, mantuvo su magia e instinto goleador para llevar a Racing a la obtención del campeonato, el protagonista fue esta vez Lisandro López, quien cumplió 36 años a principios de este mes de marzo y consiguió su sueño de volver a la Argentina para lograr un título con el club de sus amores.
A La Academia le funcionaron muy bien las cosas esta temporada. Hubo algunos interrogantes luego de la lapidaria derrota ante el campeón de América, River, que lo bailó en el Monumental cuando se iniciaba el último tramo de la competencia. Poco después, no obstante, ante otro cruce de envergadura ante su clásico rival, Independiente, la Academia consiguió la victoria que necesitaba para mantenerse líder a falta de cinco jornadas.
La nota negativa del campeón fue lo sucedido con Ricardo Centurión, jugador que ya había abandonado Boca en 2017 en medio de varios escándalos y que este año volvió a protagonizar diversos hechos que lo alejaron del plantel comandado por Coudet. La vida privada, nuevamente, traicionó al habilidoso mediocampista de ataque. La paciencia del director técnico quedó finalmente sobrepasada cuando Centurión lo desairó en público.
La segunda Superliga, que en esta edición enfrentó a 26 equipos otra vez en una sola rueda, tiene legítimo campeón: Racing Club, uno de los grandes del fútbol argentino.
La Academia empezó a lucir la camiseta de franjas celestes y blancas antes de que existiera la selección argentina y fue el primero en su país en ganar el título mundial de clubes (en 1967, frente al Celtic de Glasgow)