Encuesta: la gente teme contagiarse Covid-19 por bolsas y envases de las compras

El Instituto de Investigación Tecnología de Alimentos lanzó una encuesta para recolectar información sobre los cambios de comportamiento en los consumidores respecto a la compra de alimentos durante la pandemia.

Según los resultados preliminares, un 69% de los encuestados teme contagiarse a través de los materiales utilizados a lo largo de la cadena de adquisición de alimentos, como las bolsas. Los productos frescos son los que generan más preocupación.

El estudio del ITA –organismo dependiente del Centro de Investigación de Agroindustria– partió de la necesidad de estudiar los efectos de la cuarentena sobre los diversos aspectos de la alimentación y obtener información que permita a los distintos actores de la cadena agroalimentaria nacional “pensar soluciones y adoptar buenas prácticas de higiene a fin de minimizar los contagios y asegurar la inocuidad de los productos”.



Por esto, los investigadores Carolina Maitía y Trinidad Soteras armaron una encuesta –que aún sigue abierta– para recolectar información de 1000 hogares de forma anónima.

Resultados preliminares

A partir de un informe preliminar, que incluye respuestas de 430 personas de 14 provincias del país, se señaló que en cerca del 85 % de los hogares encuestados, se modificó la modalidad habitual de compra de alimentos por múltiples factores durante la cuarentena.

Aproximadamente el 60% de los consumidores manifestó sufrir inconvenientes en la adquisición de determinados suministros e indicaron como principal motivo la falta de comercios de cercanía.

Sin embargo, y en similar proporción, se señaló la imposibilidad o temor de salir a realizar compras, cuestiones económicas, el cierre de comercios específicos y otras causas no detalladas.



La preocupación por el contagio a través de los materiales utilizados a lo largo de la cadena de adquisición de alimentos (bolsas, envases, cajas, etc.) se vio reflejada en el 69% de los encuestados.

En un 90% de los hogares se adoptaron medidas preventivas con respecto al acondicionamiento de las compras, destacándose como sanitizante la lavandina, seguida por el alcohol, el jabón y el detergente.

Podés participar de la encuesta al hacer click aquí

La inquietud por los alimentos como posibles vehículos del virus se manifestó en un 58% de los encuestados, encontrándose presente en mayor medida en personas de entre 51 y 60 años.

Los productos frescos para consumo sin cocción y expuestos sin envase en los puntos de venta (como frutas y hortalizas) fueron los que generaron más preocupación en este sentido.

La disminución de consumo más marcada se observó en los alimentos listos para consumir, seguidos por los productos congelados, snacks, bebidas gaseosas y jugos, frutos secos, dulces, conservas, quesos y fiambres.

En referencia a comidas preparadas y listas para consumir, el 71% admitió haber reducido su consumo, por motivos como la mayor disposición de tiempo para cocinar, el temor al contagio y económicos.

¿Qué se puede hacer?

Según señalaron los investigadores, las inquietudes que los consumidores manifiestan en la encuesta “son insumos claves para que los sistemas agroalimentarios piensen estrategias”.

En esta línea, mencionaron que el temor al contagio de Covid-19 a través de la cadena de alimentos “plantea un gran desafío” y entendieron que esta realidad “debería ser abordada de manera racional desde varios enfoques”, como la difusión de campañas informativas y educativas sobre los alimentos y el SARS-CoV-2 que aborden integralmente el manejo adecuado de los alimentos.



Por otra parte, Soteras agregó que “los cuidados que hay que tener con los productos que se consumen en fresco y se comercializan sin envase son los mismos que ya deberíamos tener incorporados para evitar cualquier contaminación previa a la pandemia”.

Según los resultados preliminares, es posible esperar cambios en la forma de comercialización de frutas y hortalizas. En el caso de productos que se fraccionan y envasan, se evalúa el efecto de tecnologías no térmicas como aplicación de radiación UV, ozono, agua electroactivada y otras estrategias para asegurar la inocuidad ante la posibilidad de contaminación durante esas etapas.

 

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