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El barrio ex Foecyt de Villa Gesell y el inalcanzable sueño de la casa propia

Como algunos presos registran en las paredes los días que cumplieron de sentencia, los adjudicatarios del barrio ex Foecyt de Villa Gesell no pierden la cuenta de cuánto tiempo le hicieron desperdiciar los políticos para llegar al gran sueño de la casa propia. Pasaron ya 10 años del sorteo en el que se le asignó a cada vecino una de las 142 viviendas levantadas en la zona de avenida 14 y paseo 122, sin embargo sólo 40 de ellas se entregaron terminadas. 

“Esto debería ser nuestro hogar y es un cementerio de casas”, resumen algunos de los geselinos que ya perdieron la paciencia pero “nunca la esperanza”. 

Las viviendas no cuentan con techos ni aberturas, dejando de esa forma el interior a la intemperie y deteriorándose con cada lluvia. “Las paredes de adentro no tienen la cerecita que llevan las exteriores entonces no son impermeables”, explicó Miguel, uno de los adjudicatarios, en diálogo con Telégrafo

 

Miguel considerá que tras una inversión para cerrar las casas, los propietarios podrían terminar la obra ya en su interior. (Fotos Ricardo Stinco)

 

El hombre entiende de construcción y sabe que la inversión que falta es mucho menor a la que ya se hizo: “Con las chapas, las ventanas y las puertas nosotros ya podríamos mudarnos y hacer el mantenimiento desde adentro, para que esto no se ponga peor”.

Había casas que sí contaban con chapas, pero se las robaron. Incluso pueden verse restos de ellas en el lugar donde estaban colocadas y fueron arrancadas. 

¿Zona liberada?

Los techos no son lo único que le robaron a los vecinos del barrio ex Foecyt, también se llevaron tanques de agua y han sufrido otros hechos de vandalismo que contribuyeron a la destrucción que genera de por sí el paso del tiempo: incendios provocados, paredes escritas, cimientos rotos, acumulación de desperdicios de todo tipo. 

“Hay personas que atan a los caballos en las paredes y los animales tiran tan fuerte que las terminan rompiendo”, dice Sonia mientras señala una de las viviendas a la que le falta un pedazo importante de frente. 

La desidia y el poco mantenimiento de parte de las autoridades provocó además que raíces levanten pisos e incluso un árbol creciera dentro de una de las casas. “Vinimos un día nosotros y lo sacamos”, explican. 

 

Menos del 30% de las viviendas proyectadas terminó por construirse en su totalidad. (Fotos Ricardo Stinco)

 

La cantidad de basura que han encontrado los vecinos es incontable y de una variedad sorprendente: computadoras, televisores, baterías y chasis de autos son sólo parte de la lista. “Pareciera que lo usan de basural de cosas robadas”, se animan a denunciar.

Debido a ese panorama, los integrantes de la agrupación vecinal realizan jornadas de limpieza desde octubre del año pasado para mitigar un poco el abandono que permiten los políticos. 

“Venimos con herramientas, carretillas, cortamos el pasto, podamos árboles e incluso el año pasado pintamos y colocamos los números en cada una de las casas”, señala la mujer. 

Los intentos de usurpación son otro de los problemas que enfrentan en el barrio ex Foecyt. “Hace poco habían conectado una casa a la red de luz y hasta tenía medidor”, afirma Sonia enojada. Pueden verse en la vereda pozos y tierra removida.




“Ya no tenemos miedo”

El comienzo de esta historia se remonta a 1984 cuando trabajadores del correo de Villa Gesell adquirieron el terreno para poder construir sus casas. Pero fue recién en 2005, tras la declaración de interés de parte del Concejo Deliberante que se concretó el paso al Plan Federal II y en 2009 cuando se firmaron acuerdo con empresas para iniciar las obras. Sin embargo, menos del 30% de las viviendas terminó por construirse.

Surge entonces la pregunta: ¿qué pasó con el dinero que los gobernantes prometen desde hace más de 35 años?

 

Sonia, una de las damnificadas, en el espacio exterior que se extiende entre las inconclusas viviendas. (Fotos Ricardo Stinco)

 

“Se lo robaron”, revelan los vecinos autoconvocados y aclaran: “Hablamos así, sin pelos en la lengua porque ya no tenemos miedo, si nos callamos seguimos perdiendo, y ya no queremos perder”.

Las promesas desde aquel entonces fueron muchas. Los hechos, pocos. 

Vale aclarar que los vecinos presentes aseveran la presencia y el interés de las autoridades municipales actuales en resolver la cuestión, pero subrayan que “nunca hay respuestas”. “Tenemos reuniones con Barrera, siempre nos ha escuchado, el diálogo está abierto, pero no nos dan soluciones concretas”, concluyen.




El alquiler eterno

Miguel tiene 68 años, Sonia 63 y Emma 65. Ellos son algunos de los vecinos autoconvocados que cuentan con viviendas asignadas en el barrio ex Foecyt pero aún no pudieron cumplir su sueño de residir allí. Desde que se independizaron de sus padres hace muchos años, alquilan para tener un techo donde dormir. Ya están jubilados, igual siguen trabajando porque el dinero no les alcanza para cubrir todos los gastos.

“El alquiler sube todos los años y ya no podemos pagarlo”, sentencia Emma.

 

Emma, Miguel y Sonia recorren las viviendas mientras cuentan la situación a Telégrafo. (Fotos Ricardo Stinco)

 

Detrás de ellos, la lista de personas mayores que han perdido gran parte de su vida en luchar por las casas que hace años gobernantes de todos los colores les prometieron tener, es larga. Hasta hubo quienes murieron en el camino.

“Pasás por acá y el estómago se te retuerce”, sentencia Sonia mientras camina delante del complejo de viviendas sin terminar y señala la casa que algún día habitará con su familia. 

Tanto tiempo de lucha ha ido desgastando a los vecinos que recuerdan que hubo otras alternativas para dar por terminado el proyecto. Se hab de autoconstrucción y hasta de una cooperativa, pero nada de ello ocurrió, en partes porque “el grupo trabaja por una meta comunitaria y no un camino de salvación individual”.


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