Juntan firmas para abrir en La Costa un centro de radioterapia

Andrea Marcela Depaoli tiene cáncer desde hace dos décadas. Oriunda de Tortuguitas, ciudad situada en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas, compró cinco años atrás un terreno en la localidad de Costa del Este y decidió que el partido de La Costa fuera su lugar para vivir.

En los últimos tiempos, su delicada situación de salud la llevó a tener que realizar un nuevo tratamiento médico, uno que obligó a Andrea a realizar constantes viajes hasta Mar del Plata, repletos de complejidades adicionales en el marco de la pandemia del coronavirus.

 

 

La falta de un centro de radioterapia en la zona de los partidos de La Costa, Pinamar, Villa Gesell, Tordillo, Lavalle y General Madariaga es, en tiempos de crecimiento poblacional y vinculación regional, un déficit notable del sistema de salud, tanto del sector público como del privado.

“Es algo que amé toda mi vida” dice Andrea en referencia a su trabajo en el rubro farmacéutico. En diálogo con Telégrafo, contó sobre su caso especial, con un cáncer que ha tomado múltiples partes de su cuerpo, desde la columna y el sacro, hasta perjudicar el hígado y los pulmones. “Me enfermé a los 38 años. Por fuera estoy enterísima, el doctor me dice que es porque hice muy bien las cosas. La fuí llevando, nunca dejé de hacer tratamientos. Tomé esta enfermedad como algo crónico”, relata sobre su padecer cotidiano.

 

 

Con sus persistentes molestias a cuestas, Andrea empezó a investigar sobre otros sitios de la provincia de Buenos Aires en donde se han habilitado centros de radioterapia, consultó a ingenieros y profesionales médicos del partido de La Costa y la región, averiguó sobre instalaciones y tratamientos, y se decidió a impulsar un proyecto que ya reunió miles de voluntades, entre ellas, la del Senado de la Nación.

“Es algo que realmente empezó de la nada”, se sincera y sin tapujos ahonda: “Me estoy muriendo, pero tengo que apostar al resto de los costeros. Me encontré con gente muy joven envuelta en estos problemas. La inversión beneficiaría a toda la región y nadie debería viajar más de 80 kilómetros. Si algún paciente se halla en estado terminal, cuando recibe tratamientos paliativos, cada vez que viaja tiene que trasladarse 500 kilómetros diarios”, describe.

Tras juntar firmas, realizar videos caseros y contar su historia, pasaron meses sin repercusiones pero las adhesiones comenzaron a replicarse. “Debo ser una pesadilla, le escribí a todos”, reconoce al respecto.

 

 

Andrea ya no está sola en la cruzada. “Ahora somos ocho mujeres en la organización de la campaña”, agradece. Vecinos, incluso turistas y ahora comerciantes de La Costa ya están al tanto de su pedido y suman a la difusión.

Desde aquel diagnóstico inicial de cáncer, que pone a sus huesos fibrosos hasta el quiebre, Andrea pudo seguir con su vida y actualmente disfruta de cinco nietos. Se instaló en Costa del Este con la idea de escribir un libro y la pandemia siempre la tiene muy preocupada. “Es una caja de pandora”, reconoce sin vueltas.

Su sueño es que el centro de rayos se haga realidad en pocos años. “Lo ideal sería que se realice en Mar de Ajó. Y recursos humanos hay, cuando dicen que no, es mentira”, concluye “con conocimiento de causa”.

 

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