Cambio climático: condena contra Shell sienta un precedente mundial

Un fallo histórico y un triunfo sin paliativos del movimiento por el clima tuvo lugar en uno de los tribunales de La Haya que ha declarado culpable a la petrolera holandesa Royal Dutch Shell por la crisis vinculada al calentamiento global.

La sentencia obliga a la multinacional a reducir sus emisiones en un 45% en diez años y supone establecer una jurisprudencia que abre la puerta a toda una serie de juicios climáticos no solo en los Países Bajos, sino en todo el mundo.

 

 

La justicia holandesa sienta así un precedente trascendental al concluir que la multinacional, una de las mayores en su rubro, tiene la obligación de contener la contaminación generada por sus actividades y debe influir además en la producida por sus proveedores y clientes.

Fue Milieudefensie, la rama local de la organización Amigos de la Tierra, quien pidió a los jueces el pasado diciembre que ordenaran a la compañía una reducción, para 2030, de 45% de sus emisiones de CO₂ comparadas con 2019. El tribunal ha considerado que dicha proporción era factible y necesaria. Shell ha anunciado que apelará el fallo.




“Shell es causante del cambio climático y debe poner fin de forma inmediata a su comportamiento destructivo”, señala el tribunal, lo que para Amigos de la Tierra es “un punto de inflexión en la historia”, al ser la primera vez que un tribunal obliga a una gran empresa contaminante a cumplir con el Acuerdo de París.

Es la primera vez que la justicia ordena algo parecido a una multinacional de este calibre, y el fallo señala que “el grupo Shell debe poner de su parte para contener la amenaza del cambio climático”, según expresó la jueza Larisa Alwin, presidenta del tribunal de La Haya encargado del caso.

Por su lado, Donald Pols, director de Amigos de la Tierra Países Bajos ha afirmado que “esta es una victoria de dimensiones colosales para nuestro planeta y para nuestros hijos e hijas, es un hito inigualable para lograr un futuro habitable”.

 

 

El proceso judicial comenzó en abril de 2020, cuando las organizaciones ecologistas entregaron la citación judicial. El objetivo manifestado entonces era, precisamente, que la compañía reduzca su actividad emisora de gases de efecto invernadero un 45% para el año 2030, en línea con los compromisos globales con el fin de intentar no sobrepasar los 1,5ºC de calentamiento global sobre los niveles preindustriales.

Los demandantes no ocultan su intención de que este sea solo el principio de una larga lista de juicios climáticos. “La idea es empezar a crear casos, y ganarlos”, indicaba en noviembre Sara Shaw, coordinadora del programa de Justicia Climática de Amigos de la Tierra Internacional. “Shell está basada en los Países Bajos pero sus consecuencias se ven en todas partes. El juicio no se basa en buscar compensaciones locales ni responsabilidades por acciones pasadas, a diferencia con otros pleitos, sino que buscamos que Shell detenga las acciones sus acciones que contribuyen al cambio climático”.

La petrolera holandesa se encuentra entre las diez mayores responsables de la crisis climática global, con el 2% del total de emisiones históricas en su currículum, según los datos que manejan los demandantes.

 

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