Una investigación publicada en la revista Science analizó el costo ambiental que tiene producir, transportar, comerciar y consumir los alimentos esenciales para los 7.575 millones de habitantes del planeta.
Para ello, los especialistas han revisado más de 500 estudios previos y entrevistado a un centenar de expertos. La base de datos que han reunido recoge varios impactos de los 40 principales productos que aportan el 90% de las necesidades mundiales de proteínas y calorías.
Los resultados globales del estudio difundidos por el diario El País de España abruman: durante todo su ciclo de vida, la producción de alimentos ocupa el 43% de la tierra del planeta (sin contar desiertos y regiones heladas), es responsable del 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero (en su mayor parte CO2 y metano, CH4). También lo es del 32% de la acidificación y el 78% de la eutrofización. Por último, casi dos tercios del agua dulce retirada de las cuencas va para regar o dar de beber a los animales.
Por eso, para los autores del estudio, un cambio generalizado y masivo de dieta, arrinconando los productos animales en favor de los vegetales, tendría radicales consecuencias para el planeta: reduciría el consumo mundial de agua en un 20% y las distintas emisiones bajarían a la mitad. Pero el mayor impacto estaría en el uso de la tierra. Hasta el 76% de las tierras que ahora ocupan el ganado y la agricultura volvería a la naturaleza.
«La carne de menor impacto crea un 360% más de emisiones de gases de efecto invernadero, un 3.200% más de acidificación, un 970% mas de eutrofización y usa un 230% más de tierra que una plantación media de soja para tofu por gramo de proteína», sostiene Joseph Poore, investigador de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y coautor del estudio.