El trabajo de tres científicas del Conicet por una economía circular cervecera
En un proyecto interinstitucional auspiciado por el Conicet Mar del Plata tres científicas trabajan para crear una economía circular cervecera que tiene por objetivo aprovechar los residuos de esa industria.
Las protagonistas son Analía Fernández Giménez, Liesel Gende y Gabriela Guevara, quienes llevan adelante la iniciativa denominada “Cervecerías sustentables: implementación de la economía circular en sistemas de producción alimentarios”.
Los productos para la economía circular cervecera
El proyecto de las investigadoras plantea la generación de tres productos diferentes a partir de los desechos de la industria cervecera.
Los primeros productos serían el bagazo, que se transforma en harina mediante un simple proceso para incorporar a diferentes panificados mejorando su calidad y por el otro el uso de levaduras para mejorar la digestibilidad de harinas vegetales para alimentos balanceados de consumo animal.
“Cuando las harinas son fermentadas previamente se mejora notablemente la digestión y aprovechamiento de las mismas. En este caso, planteamos su uso para la alimentación de peces de cultivo, como tilapias”, explica Analía Fernández Giménez.
Por último, las especialistas proponen la fabricación de un cuajo de origen vegetal para fabricar quesos.
Actualmente los quesos se hacen vía una enzima de origen animal que se llama quimosina y el 80% del mercado mundial utiliza esta molécula.
Las investigadoras estudian la extracción y aislado de esas enzimas a partir del bagazo cervecero, que podrían reemplazar a la enzima que se comercializa.
Una vez aisladas y caracterizadas las enzimas evaluarán las propiedades organolépticas de los diferentes tipos de quesos fabricados a partir de estas enzimas.
Sobre las tres científicas del Conicet
Las biólogas dirigen grupos de investigación que abordan la sustentabilidad, la cerveza y sus residuos y su trabajo sobre la economía circular cervecera era inminente.
“Achicar distancias” es algo que nombran varias veces cada una de ellas, preocupadas por el tipo y calidad de ciencia que se hace, pero también la distancia de ese conocimiento para la sociedad.
Quizás por esto el proyecto para aprovechar residuos de la industria cervecera en la producción de alimentos cobró forma rápidamente y el objetivo estaba claro: querían potenciar el trabajo que ya estaban realizando, capitalizar el trabajo conjunto y acercar la ciencia a diferentes sectores de la sociedad marplatense.
La propuesta de Guevara, Gende y Fernández Giménez resulta innovadora por muchas razones y una de ellas es que se basa en la economía circular.
Objetivos de la economía circular cervecera
La intención es darle nuevo uso a algo que, en el paradigma de consumo dominante, sería un desecho, considerando que posee un alto valor nutritivo.
Las investigadoras señalan que las personas a cargo de las cervecerías se muestran siempre predispuestas a buscar nuevos destinos para los subproductos que se generan.
El esquema circular parece repetirse porque cuando las científicas se acercan a grupos de emprendedores marplatenses se establece una relación y luego son los emprendimientos los que se acercan a los grupos de investigación en busca de convenios, pasantías y recursos para mejorar la producción, en un estrecho vínculo con estudiantes, docentes y personal de investigación, en una simbiosis próspera para todas las partes.
El proyecto generó además otra articulación para su desarrollo con la Secretaría de Políticas de Género de la Municipalidad de General Pueyrredon.
Vía la comuna se organizan talleres de panificados utilizando las harinas de bagazo para mujeres que luego puedan producir y vender estos panificados.
Un ejemplo de ese intercambio fue realizado con el comedor Sonrisas en Red, donde las biólogas dictaron talleres sobre el amasado con harina de bagazo.
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