Buscando a Nemo: reencuentro y final feliz en Lucila del Mar

La odisea de Gabriela comenzó el 26 de enero, cuando su perro Nemo, mestizo de 13 años, desapareció de la puerta de su casa en Lucila del Mar. Tras una desesperada búsqueda de tres meses, un llamado desde Isidro Casanova –localidad del conurbano bonaerense- cambió todo. Nemo volvió con su familia y su historia merece ser contada.

Para recuperar a su perrito, esta familia costera llegó a ofrecer una recompensa de 20 mil pesos y una estadía en Lucila del Mar para quien aporte datos certeros sobre su paradero. Se creó un grupo de Facebook para la búsqueda que alcanzó más de 800 miembros de todo el país para intentar dar con el animal.

Nemo estaba con collar y su correspondiente chapita identificatoria con teléfono, algo fundamental para el cuidado y tenencia responsable de mascotas. No obstante, las horas, los días y las semanas pasaron sin que nadie se comunicara con Gabriela.

Nemo se reencontró con su familia en Lucila del Mar.

El último viernes, al cumplirse exactamente tres meses de la desaparición del perrito, un llamado finalmente llegó. Una señora desde la localidad de Isidro Casanova, a casi 400 kilómetros de Lucila del Mar, aseguró haber visto a Nemo en una casa vecina y se comprometió a volver para corroborar que fuera efectivamente él. Un día después, la mujer no tenía dudas: era Nemo.

Una hora más tarde, y en una nueva comunicación, la señora aportó un dato más. Otro vecino le dijo que al perro lo habían traído desde la costa. Gabriela no dudó un segundo más, armó un bolso y salió a la ruta sin saber bien con qué se iba a encontrar.

Al llegar al lugar indicado, una niña salió a la puerta y a su lado estaba Nemo. En un principio Nemo no reconoció a Gabriela, pero una canción que ella le canta desde que era un bebé, terminó por sellar el emotivo momento del reencuentro.

Gabriela contó toda esta historia por las redes sociales, eje de su búsqueda junto a los más de 600 volantes que pegó por todo Lucila del Mar y la publicación constante en más de 800 grupos, y prefirió no ahondar en los detalles de quiénes tenían a Nemo. Le dijeron que alquilaron a dos cuadras de su casa en verano y que se lo llevaron al encontrarlo para no dejarlo abandonado.

Sin embargo, en su inocencia de niña, la pequeña le comentó que le habían sacado el collar y la chapita, y que como era un teléfono de Lucila del Mar no sabían cómo comunicarse. Más allá de todo, la alegría por haber encontrado a su compañero es mayor que la angustia que atravesó esta familia en los últimos tres meses.

Los agradecimientos de Gabriela fueron extensos, mientras hizo hincapié en que logró encontrar a Nemo porque alguien eligió no mirar para el costado. “Después de tres meses interminables puedo decir que vuelvo a vivir tranquila. Ahora sé que soy más fuerte de lo que creía”, concluyó.

 

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