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70 años de Charly García: de niño prodigio a marcar la historia musical de Argentina

Foto del avatar Telégrafo sábado, 23 octubre, 2021

Carlos Alberto García Moreno, como lo nombra su DNI, cumple este sábado 70 años de vida y su aniversario mereció una gran celebración musical con un concierto en donde tocó varios temas acompañado por Fito Páez, Hilda Lizarazu y Rosario Ortega, entre otros artistas.

El gran rockstar argentino apareció en el recital que se realizó en su homenaje en el Centro Cultural Kirchner para cantar ‘Cerca de la revolución’, después siguió con ‘Promesas sobre el bidet’ y ‘Raros peinados nuevos’, en impagables versiones que lo tuvieron vestido con sombrero, saco blanco y remera negra sentado en los teclados.

 

 

Seguidamente García cantó ‘Demoliendo hoteles’ y también hizo lo propio con ‘Canción para mi muerte’ -el gran éxito de ‘Vida’, la primera producción de Sui Generis de 1972-, antes de que llegara el momento de que todos los presentes le cantaran el clásico feliz cumpleaños.

“Estoy bien, económicamente tirando y emocionalmente como se puede”, dijo Charly este viernes, en declaraciones que concedió al músico y periodista Roberto Petinatto en radio Pop.

Compositor de la banda de sonido de cuatro generaciones de argentinos, si el fútbol albiceleste tiene a Diego Maradona en la cima, el rock nacional lo tiene a Charly García. Y al cumplirse siete décadas de su vida se le rindió el homenaje que se merece.


El magnetismo de los elegidos

Cuenta la historia que antes de los 10 años Charly tocaba el piano como un adulto: trasladaba melodías a las teclas sin necesidad de partitura y aunque su carrera como concertista estaba asegurada, en los años sesenta decidió cambiar a Mozart y Chopin por el rock.

En 1969, junto a su amigo de la escuela Nito Mestre, creó Sui Géneris, luego llegó La máquina de hacer pájaros y años después, sobre finales de los setenta, su carrera se disparó definitivamente con Serú Girán, otro grupo icónico del rock argentino.

Desde 1982, Charly se lanzó, finalmente, como solista. Fue la época del estallido de su genio creativo, con los discos Yendo de la cama al living (1982), Clics modernos (1983) y Piano bar (1984). De allí salieron los temas Inconsciente colectivo, Nos siguen pegando abajo o Los dinosaurios, este último una celebración del regreso de los militares a los cuarteles.

 

 

Durante esa etapa sus problemas con las drogas fueron cada vez más graves. La estrella se volvió intratable, llegaba tarde a los conciertos, estallaba de ira, destrozaba guitarras y teclados sobre el escenario o insultaba al público. Sin embargo, produjo otras dos joyas de su discografía: Parte de la religión (1987) y Cómo conseguir chicas (1989). En el arranque de los noventa fue el tiempo de Filosofía barata y zapatos de goma (1990), Tango 4 (1991), con Pedro Aznar, y la ópera rock La hija de la lágrima (1994).

Luego llegó la época de aquel impresionante salto desde el décimo piso de un hotel hacia una piscina en el año 2000, cuando parecía que había tocado fondo. “Solo la vi, y me atreví. Hay que ir más allá, además yo no me voy a morir nunca y mi capricho es ley”, les dijo a los periodistas que lo abordaron aún dentro del agua.

 

 

Tras ello salieron los discos Influencia (2002) y Say no more (2006) y en 2008 llegó un quiebre cuando Charly debió ser asistido por el músico popular argentino Ramón Palito Ortega, viejo amigo que lo alojó en una quinta de su propiedad y lo acompañó en su recuperación de las adicciones.

En 2017, Charly sacó su decimotercer y, por ahora, último disco de estudio. Lo tituló Random y tuvo como canción más bella y exitosa a La máquina de ser feliz.

 

Charly García, uno de los protagonistas del mural de Titi Albarracín en Villa Gesell. (Fotos Ricardo Stinco)

 

Ascendido a lo más alto de la fama, vivió en la locura, tuvo un hijo, expulsó de su vida a muchos amigos, fue millonario y también pobre. Se desbarrancó con las drogas y se recuperó.

Un genio precoz que se convirtió en voz de cuatro generaciones de argentinos, estrella de rock y mito. Es muy probable que a futuro existan avenidas con su nombre.



 

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