El impacto de las mascotas en las áreas protegidas: por qué no deben ingresar

En todas las reservas y parques del sistema de áreas protegidas de la provincia de Buenos Aires, el ingreso de mascotas está prohibido. El motivo es claro: esta práctica puede alterar profundamente los delicados equilibrios de estos ecosistemas y poner en riesgo la biodiversidad.

Desde el Ministerio de Ambiente bonaerense impulsa una campaña de concientización sobre los impactos negativos que puede provocar la presencia de animales domésticos en ambientes naturales.

 

El tiempo con tiempo en Mar Chiquita, Villa Gesell, Pinamar y La Costa

 

Es que a pesar de la normativa vigente, en el 75% de las áreas naturales protegidas se observaron perros sueltos, lo que representa una amenaza para la fauna silvestre.

Los animales domésticos pueden generar miedo y estrés con sus ladridos y olores, así como también atacar o transmitir enfermedades como sarna, moquillo, parvovirus y rabia.

 

 

Incluso si no los atacan directamente, su sola presencia puede ocasionar el abandono de nidos o la huida de crías. También generan alteraciones en los ciclos de descanso e incluso la depredación de especies, muchas veces por instinto y no por necesidad de alimento.

Además, al compartir territorio con la fauna autóctona, existe el riesgo de hibridación con especies silvestres, lo que altera la genética natural de las poblaciones.

 

Reserva Faro Querandí

El Faro Querandí, una de as reservas y áreas protegidas de la provincia de Buenos Aires. (Fotos Ricardo Stinco)

 

Este tipo de interacciones puede provocar desequilibrios irreversibles, advierten los especialistas. Y, en casos extremos, derivar en crisis ambientales de gran escala, con impactos en la salud animal, humana y del ambiente.

Cabe recordar que las áreas protegidas están destinadas a la conservación de especies y ambientes naturales. Su éxito depende, en gran parte, del comportamiento de quienes las visitan. 

Por eso, las autoridades recuerdan que está terminantemente prohibido el ingreso de mascotas a estas áreas protegidas, con excepción de perros guías o lazarillos. Así, se invita a los visitantes a informarse, respetar las normas y cambiar hábitos para cuidar los ecosistemas que nos rodean.




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