Bolsonaro se estrenó en Brasil con privatizaciones y siete militares en su gabinete
Luego de su reciente asunción el martes 1 de enero, el nuevo presidente de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, comenzó su mandato con la firma de un decreto nada más jurar el cargo en Brasilia, que da al Ministerio de Agricultura el poder de delimitar las reservas indígenas.
Para sus opositores, es una entrega a la poderosa industria agropecuaria que supondrá, a su vez, un duro revés al millón de indígenas brasileños y a los intereses medioambientales que existen en el mayor pulmón del mundo como lo es la Amazonia.
48 horas después, Bolsonaro confirmó un primer paso en su plan de privatizaciones con el anuncio de sacar a concesión varias infraestructuras de transporte.
Este jueves, en su tercer día de mandato, el líder ultraderechista presidió en la capital brasileña el primer Consejo de Gobierno de su mandato. Una reunión con todo su equipo, el vicepresidente y los 22 ministros, que pretende celebrar semanalmente, algo nada habitual en Brasil, conformada por siete militares, un economista ultraliberal y solo dos mujeres.
Uno de los funcionarios que habló en los últimos días fue el llamado ministro de la Casa Civil (una especie de jefe de Gabinete), Onyx Lorenzoni, que eligió ahondar en la retórica contra “los comunistas”, aludir a los gobiernos del Partido de los Trabajadores y anunciar que los cargos de confianza contratados por sus predecesores serían despedidos. Nada más tomar posesión, Lorenzoni echó de sus empleos temporales a los 320 que había en su ministerio. «No tiene ningún sentido tener un gobierno con el perfil que tenemos con las personas que defienden otra lógica, otro sistema político, otra organización de la sociedad», analizó. A su juicio, la ciudadanía de Brasil “dijo basta a las ideas socialistas y comunistas que en los últimos 30 años nos llevaron al caos actual».
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