Presupuesto 2021: el ajuste para achicar el déficit fiscal se proyecta en el -4,5%

El gobierno argentino presentó esta semana el presupuesto para el 2021, el primero de la gestión actual, ya que este 2020 el Estado funcionó con base en la prórroga del Presupuesto 2019 y no se proyectó otro hasta tanto no se resolviera la negociación y canje de la deuda pública con los acreedores externos, finalizada meses atrás.

El experto Julio Gambina analizó en términos generales lo que tiene previsto la gestión de Alberto Fernández, que no es ni más ni menos que un ajuste para achicar el déficit fiscal e incrementar la inversión pública, manteniendo la estructura de recaudación tributaria con acento en el IVA, que seguirá siendo la principal fuente de ingresos impositivos.

Más allá de la ejecución presupuestaria del primer semestre del presente año, donde se destacan los fondos no previstos asignados por la emergencia sanitaria de la Covid-19, ya se puede observar una previsión de caída del PBI para el 2020 del -12,1%, una cifra mayor a la baja sufrida en la crisis del 2001/02 y por encima de los pronósticos ofrecidos por los organismos internacionales, la CEPAL, el Banco mundial, el BID o el FMI.

 

 

Gambina señala un dato clave del presupuesto 2021: la baja del déficit fiscal al -4,5%. Ello supone un ajuste sobre lo que finalmente resulte en el 2020. El ajuste proviene de menores gastos y mayores ingresos. Las proyecciones verifican lo citado: será el IVA la principal fuente de recaudación tributaria, algo que para este especialista en economía no constituye un buen augurio, aun cuando signifique recuperación del consumo.

“Más aún si el IVA supone un 6,7% del PBI para el 2020, se eleva al 7,18 para el 2021. El impuesto a las ganancias, por el contrario, baja del 5% al 4,99%, imperceptible, es cierto, pero contrasta con el incremento del IVA”, explica Gambina.

 

 

 

BCRA

Según aclara el economista y profesor universitario argentino, “las divisas que gestiona el Banco Central no son de los exportadores, sino que son producto del conjunto de la economía: tres son las fuentes de ingreso de divisas, desde que el país no las fabrica. Uno es el saldo positivo del comercio internacional, otra el ingreso de préstamos y finalmente las inversiones externas”.

En ese sentido, el comercio internacional presenta en la coyuntura (2019-2020) saldo favorable por malas razones: la recesión. Para Gambina, “ni bien se reactive la economía local crecerán las importaciones de insumos y bienes intermedios, con lo que se afectará seriamente el balance comercial, expresado con una baja del superávit en los años 2021 al 2023 en el proyecto de presupuesto, incluso puede cambiar el signo del saldo, de positivo a negativo”.

Respecto de las inversiones externas, hay que diferenciar aquellas de carácter especulativo de las productivas. Sobre las primeras es las que se pretenden contener con las últimas disposiciones anunciadas, mientras que las segundas constituyen una incógnita por las tendencias estructurales del capitalismo mundial, área en donde se anticipan caídas muy fuertes para el 2020/21, con el antecedente de la caída importante en el ámbito mundial desde el 2015.

 

 

En estos informes mundiales, la Argentina no aparece en el radar de inversores salvo en casos contados, como el agro negocio de exportación, la mega minería a cielo abierto y la energía, especialmente los hidrocarburos no convencionales. Por esa razón es que existe una fuerte presión del poder económico por bajar el costo laboral, previsional y tributario, en favor de las ganancias de sus potenciales inversiones.

Finalmente, en relación al ingreso de nuevos préstamos, Gambina considera que “será mejor evitarlos, para no reiterar los investigado por el BCRA, relativo al periodo 2015-19 que ante el ingreso de 100.000 millones de dolares, la fuga de capitales superó en el periodo los 86.000 millones de dolares, más la hipoteca del endeudamiento que hoy condiciona fuertemente la vida económica del país”.

 

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