La historia de ‘Hans El Alemán’ y sus exquisitos chocolates geselinos

Por herencia alemana paterna y por amor personal, Andrés Hübert dedicó toda su vida a la repostería, pero desde 2015 para acá sus clientes lo eligen además por sus exquisitos chocolates y alfajores elaborados con masas de frutos secos.

Con los primeros ganó en 2017 el premio a la mejor pieza de chocolate de la Chocogesell de ese año y los segundos fueron elegidos mejor postre al invierno siguiente.




Empezó muy chico pelando manzanas en el negocio de tortas que su padre había abierto junto a su esposa un verano de puro coraje para extender sus vacaciones en Villa Gesell. Años más tarde, se hizo cargo del negocio familiar que ya es una parada obligatoria de los turistas que visitan la costa atlántica.

Este año Andrés se presentó con sus productos en la Fiesta Nacional del Chocolate Artesanal en Villa Gesell y en una entrevista con Telégrafo contó los detalles de su historia.

 

El puesto de ‘Hans El Alemán’ al recibir a los visitantes en el segundo día de la Chocogesel. (Fotos Ricardo Stinco)

 

Raíces alemanas que se hicieron geselinas

Era 1945 y Villa Gesell recién empezaba a asomar. Enamorado del lugar, el abuelo de Andrés, Carlos Pabstleben, decidió comprar un terreno donde luego construyó una casita para vacacionar con su familia. “Se lo compró directamente a Don Carlos, que lo subió a un jeep y arriba de un médano, clavó cuatro palos y le dijo: ‘Este es tu terreno’”, rememora.

“Años más tarde, mis padres venían a veranear con mi abuelo y un día mi mamá le preguntó a mi papá por qué no hacía unas tortas para vender y se quedaban unos días más”, dice y explica que su padre, Hans (Juan en alemán) Hübert, se dedicaba a la cocina y trabajaba en restaurantes alemanes de Buenos Aires tras haber llegado a Argentina huyendo de la guerra.

 

 

El hombre accedió a la aventura y desde ese momento comenzó una etapa que Andrés recuerda con mucho amor. “Durante el invierno vivíamos en Quilmes y en verano veníamos para acá, era una gran alegría”, cuenta.

Fue ya con su propia familia, hará unos 15 años, cuando tomó la decisión de establecerse definitivamente en Villa Gesell. “Era la idea que siempre tuve, me gusta mucho, todos mis recuerdos más felices son acá”, añade.




Llevarlo en la sangre

“Yo me crié con la pastelería a mi alrededor, con mi papá cantando en alemán melodías que quedaron en mi memoria y que ahora canto yo cuando cocino”, revive Andrés a sus 50 años. Recuerda que a las 5 de la mañana el ruido de la batidora funcionaba como despertador y el aroma a recién horneado lo levantaba de la cama cuando el sol empezaba a entrar por la persiana.

Su primer trabajo fue pelar manzanas sentado en un banquito frente al cajón en un rincón de la cocina. Se acuerda que un día jugaron una carrera con su papá a ver quién pelaba más rápido la fruta y él le ganó con una gran diferencia. “Yo era muy chico, pensaba que lo hacía mejor porque tenía manos más grandes y fuertes, pero me enseñó su técnica y mejoré la velocidad”, ríe.

 

 

Sabores Hans en la Chocogesell

Los meses de invierno, Hübert prefiere dedicarlos en exclusiva a los chocolates y alfajores elaborados con masa de frutos secos con los que ganó el premio a mejor postre en 2018. Es en el verano cuando agrega a su oferta la pastelería que lo hizo tan famoso en la zona.

Es por ello que todos los que se acerquen este fin de semana a la carpa de la fiesta ubicada en el bosque fundacional geselino podrán encontrar sus alfajores de nuez, almendra, castaña y avellana rellenos con dulce de leche.

 

Fue en 2017 cuando Andrés se llevó el primer premio a la mejor pieza de chocolate. (Fotos Ricardo Stinco)

 

Además, en el puesto, se ofrece una gran variedad de chocolates entre ellos sabores clásicos y otros propios como malbec, cerveza y mandarina. “Son sabores nuevos, distintos, que a la gente le gusta mucho probar”, explica.

El lunes a las 14.30 Andrés estará encargado de una presentación para los turistas y locales que visiten el predio. “Me gustaría mostrar algo que la gente pueda reproducir en su casa, lo que importa es saber que manejar el chocolate no es nada del otro mundo, pero hay que conocer un poquito lo que es la técnica y practicar sobre todo el templado”, aclara.




Inicio chocolatero

Así como pasó con sus papás, un día su esposa le preguntó a Andrés: “¿Por qué no hacés unos chocolates y vamos a la feria?”. Desde hacía un tiempo que los elaboraba para su entorno, pero aún no se había animado a comercializarlos.

Corría el año 2015 y un nuevo equipo se hacía cargo del gobierno municipal en Villa Gesell. Desde la Secretaría de Turismo llamaron a todos los inscriptos a la nueva edición de la Chocogesell y armaron una reunión para comunicar la idea de organizarla en el bosque fundacional dentro de una carpa (el chocolate no puede tratarse a la intemperie). Explica que ese año la fiesta se hizo con “mucho éxito” y que cada año “no deja de crecer y mejorar”. “Porque detrás de esto hay un gran equipo de conducción, con ganas de corregir errores, de trabajar con conocimiento, tirar nuevas ideas y sobre todo muchas ganas”, afirma.

Desde aquel momento, cada fiesta Andrés Hübert está presente con sus chocolates y alfajores imperdibles que pueden encontrarse todo el año en sus sedes de Avenida 4 número 1031 en Villa Gesell y Gerchunoff 62, Paseo de Las Luces, Local 1 en Mar de las Pampas.



 

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