Colores y mucho baile en el desfile de la colectividad boliviana

Cada año la comunidad boliviana espera con ansiedad la tradicional Fiesta de la Diversidad Cultural que se conmemora en Villa Gesell el fin de semana largo del 12 de octubre. Este sábado, cuando hubo una primavera sin celebrar por la pandemia de coronavirus y teniendo en cuenta que la temática gira en torno a las colectividades, las ganas de festejar se potenciaron.

Nos preparamos con mucha dedicación porque nos gusta participar siempre en todas los eventos festivos que proponen desde el municipio”, dijo Marcelo Quichu, referente de la colectividad boliviana en Villa Gesell en diálogo con Telégrafo.


Explicó que además hay dos fechas muy importantes para su cultura: San Juan (el 23 de junio) y la virgen de Copacabana (el 5 de agosto). “Fuimos los primeros en toda la costa en traer esa fiesta acá”, recordó.

Se calcula que viven en la ciudad unas 5000 familias bolivianas con integrantes que migraron de su país nativo y otros que descienden de ellos.

 

La comunidad boliviana se unió a la Escuela Secundaria N° 4 para el desfile (Fotos Ricardo Stinco).

 

La colectividad, que tiene su sede en avenida 15 entre los paseos 107 y 107 bis, cuenta con unos 45 años de trayectoria en la ciudad y su objetivo principal es acompañar a sus miembros y juntos mantener vivas sus raíces.

La danza, un talento que se hereda de los ancestros

Tras haber ganado el primer y segundo puesto respectivamente en el desfile de Cabezudos de la Fiesta de la Diversidad Cultural de 2019, la Escuela Secundaria N°4 y la Colectividad Boliviana se unieron para trabajar juntos en esta 40° edición y lograron atraer al público presente con creatividad, ingenio y mucho color.

Con un total de más de 60 personas, los estudiantes acompañaron las danzas folklóricas con máscaras de personajes tradicionales y cabezudos realizados con sus propias manos con materiales reciclados y cartapesta.

“Nuestro fuerte es la danza”, contó Quichu y  explicó que la idea fue que los alumnos se mimetizaran con los grupos de baile.

 

 

Costumbres que no se pierden

Coinciden todos los integrantes de la colectividad que a miles de kilómetros de sus orígenes hay hábitos y costumbres que no se pierden. “La comida es la principal, le ponemos picante a todo, sobre todo ají”, ríen.

El baile y la música con el sikus a la delantera son los otros dos elementos más característicos.

Este instrumento es el más tradicional de la cultura boliviana cuenta Carlos Flores, profesor de música que enseña a niños y adolescentes en la sede de Avenida 15 y Paseo 107 y afirma que “se trata de una herramienta de reivindicación de los pueblos originarios, sobre todo en las marchas contra los abusos de poder”.

 

Niños y adolescentes de todas las edades aprenden a tocar el sikus en la sede de la colectividad (Foto: Ricardo Stinco).

 

En Bolivia se toca todo el año, pero sobre todo cuando los inmigrantes se trasladan del campo a la ciudad”, afirma Flores.

La forma más habitual de un conjunto de músicos que tocan sikus es la sikuriada. “Se trata de un diálogo, como hablar, donde cada uno espera su turno y debe escuchar al otro para poder contestar”, explica el profesor.

Es justo esa estructura la que practica con sus alumnos por estos días. “Se trabaja el ritmo, tiene una introducción, un cuerpo, luego una parte bien rápida y el final”, sostiene.

La sikuriada se toca en ronda porque el círculo representa la unidad de los pueblos. De esa manera, todos los músicos pueden mirarse a la cara y contestarse entre las dos partes que la forman: Arka e Ira. “Juntos son una sola persona”, resume.

 

El profesor Carlos Flores con sus alumnos y otros integrantes de la colectividad (Foto: Ricardo Stinco).



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