Una urgencia desoída: convertir el pinar de Lucila del Mar y Aguas Verdes en reserva

Pasa el tiempo y el pedido de las vecinas y vecinos de Lucila del Mar y Aguas Verdes para convertir en reserva ecológica el pinar que comparten cada día junta más polvo en los despachos municipales. A más de cinco años de haber presentado el proyecto en el Concejo Deliberante del partido de La Costa por primera vez, todavía no hay respuestas.

Alejandra Camillucci fue la encargada de llevar el documento en aquel entonces (tras una reunión vecinal con el delegado municipal) y de acercar el año pasado uno nuevo “más completo” que tampoco fue tratado aún. En representación de todo el grupo de vecinos, habló con Telégrafo y expresó la indignación que tienen hace tiempo.




La presentación del proyecto empezó en 2016 en el Honorable Concejo Deliberante y se encajonó, entonces el verano pasado se volvió a presentar por segunda vez ampliado y con la incorporación de la Ley de Humedales, pero todavía no obtuvimos respuesta”, resumió la vecina costera y señaló que además se solicitó una reunión con el intendente y otra con la comisión de Medio Ambiente, sin embargo tampoco ningún funcionario se comunicó para concretar la tan esperada cita.

Sin temor y resumiendo la posible causa de tanta desidia estatal, la mujer apuntó: “Acá hay muchos intereses económicos, les conviene seguir loteando para poder edificar”.

 

 

El pinar y bosque que se desea preservar está conformado por alrededor de unas 300 hectáreas y se encuentra entre Lucila del Mar y Aguas Verdes, más precisamente entre la avenida Santa Fe, Yate Fortuna, Costanera y Ruta.

“Nosotros lo que queremos es conservar la flora y la fauna del lugar, que no se abran nuevos caminos y se cuiden los que ya están”, explicó Camillucci y añadió: “No queremos que se aplanen los senderos, ni se modifiquen o se ponga asfalto”.

En lugar de cemento, los lugareños piden que se busque alguna alternativa más ecológica. En Estados Unidos, España y otros países desarrollados utilizan hace tiempo lo que llaman asfalto engomado, un material de pavimentación elaborado con caucho granulado proveniente de neumáticos reutilizados y otros agregados. Además de ser ambientalmente beneficioso, es más económico y científicos afirman que reduce los ruidos que provocan los vehículos al transitar.

 

 

Si bien todos los caminos son utilizados, el más cuestionado es el principal sobre avenida Crucero 9 de Julio por donde pasa el colectivo y se unen las dos localidades.

Otro de los puntos que reclaman desde hace varios años es la colocación de una bomba de agua en el centro del bosque para facilitar la tarea de los bomberos cuando se producen incendios, algo muy recurrente sobre todo en época de calor y ante la negligencia de personas que “hacen fogatas en el medio del bosque”. “Es lo más práctico para cubrir todo el foco”, sostiene la vecina.

 

 

“En cambio de hacer eso, que era más económico, compraron dos camiones nuevos para San Bernardo, entonces ahora estamos pensando en poner nosotros la bomba porque la distancia que hay hasta que lleguen esas autobombas es mucha, en dos minutos se quema todo si hay viento”, denunció.

Para prevenir incendios e informar sobre el peligro que existe, los vecinos realizaron una gran cantidad de cartelería y señalización que financiaron de sus propios bolsillos y colocaron en varios puntos del bosque.

 

 

En la zona viven zorros, zariguellas, pavos reales, aves de gran variedad y hasta hace un tiempo se veían ciervos pampeanos. Camillucci recordó que “hará unos 5 años cazaron a una hembra con crías” y eso fue la última tragedia que los lugareños dejaron pasar.

A partir de ese momento empezaron a organizarse para cambiar la situación. Hoy, a través de las redes sociales, los grupos de whatsapp y todas las estrategias posibles, los vecinos se mantienen unidos para evitar incendios, talas de árboles, quemas de hojas y cualquier otro ataque a la naturaleza. El deseo máximo es que las decisiones estatales los acompañen.



 

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