Memoria activa

Decenas de personas se movilizaron por el centro de Villa Gesell este miércoles contra la sentencia de la Corte Suprema de Justicia en favor del exmilitar Luis Muiña, condenado por delitos de lesa humanidad, en simultáneo con otras movilizaciones masivas en múltiples ciudades del país.

Tras los indultos de 1991, pocas veces hubo una revolución cívica como la de este 10 de mayo. Después de años de convivir con los represores en las calles, la marcha contra la reciente determinación del máximo tribunal volvió a dejar en evidencia que en materia de memoria histórica Argentina es un ejemplo mundial.

Familias enteras con niños pequeños, y mucha gente joven, decidieron recordar en gran número que estarán presentes cada vez que alguien intente modificar una política de Estado que ha convertido al territorio argentino en la envidia de muchas víctimas en otros países.

En paralelo al clamor popular de repudio sucedido durante la última semana, el congreso aprobó en solo 24 horas y de forma casi unánime una ley para limitar el efecto de ese fallo e impedir que más represores salgan a la calle antes de tiempo.

«Afortunadamente la sociedad ha reaccionado con firmeza. Numerosos jueces están rechazando los pedidos de excarcelación de los represores. Los legisladores aprobaron una ley que busca frenar la aplicación de la sentencia de la Corte Suprema. Esto nos llena de esperanza y gratitud. No estamos solos como en otras épocas», sentenció Estela Carlotto, líder de Abuelas de Plaza de Mayo, en la marcha porteña.

La llegada de la noche congregó a muchos geselinos que se movieron por la principal avenida de la ciudad sobre la hora 19. «Olé, olé, olé olá, adonde vayan los iremos a buscar«, cantaba la gente. Telégrafo no quiso perdérselo y estuvo ahí para retratar el acontecimiento en galería de imágenes.

 

 

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