La historia clínica que confeccionó el hospital de Villa Gesell sobre el ingreso y muerte de Fernando Báez Sosa tomó este miércoles estado público. Según trascendió, el joven asesinado por un grupo de rugbiers registró actividad cardíaca en el nosocomio local.
Vale aclarar que el informe no formó parte del material que se analizó durante el juicio, aunque se lo incorporó al expediente el día del inicio del debate.
Las posturas sobre lo que esta información significa para los condenados por el crimen del chico de 18 años son opuestas. Para la defensa de los rugbiers esto “contradice la sentencia”, mientras que para la fiscalía “no cambia nada”.
Además, desde la querella recordaron que la prueba no se incluyó en el debate por pedido del propio defensor de los acusados, Hugo Tomei.
En cuanto a la historia clínica de Báez Sosa, se trata de un informe médico de 14 carillas en el que se señalan cuatro registros de electrocardiogramas. En tres de ellos -a las 5.27, 5.45 y 5.55- se advirtió actividad cardíaca hasta que a las 6 constató el fallecimiento la médica Silvia Romero.
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El debate que suscitó la difusión de estos datos es si Fernando falleció en la puerta del boliche de Villa Gesell tras la golpiza, o si murió en el hospital.
Según una publicación de elDiarioAR, la historia clínica señala que el joven llegó al nosocomio “en estado inconsciente” a las 5.15. También se sostiene que lo trasladó una ambulancia, que sufría un “paro cardíaco” y que se le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar y de desfibrilación “sin respuesta”, hasta que se constató su muerte a las 6 de la mañana.
Lo que dicen la defensa
La información que aportó la historia clínica será uno de los elementos que utilizará la defensa de los condenados, a cargo de Tomei, para insistir ante el Tribunal de Casación Penal bonaerense en el pedido de “nulidad absoluta del veredicto y la sentencia”.
Cabe recordar que cinco de los rugbiers obtuvieron una condena a prisión perpetua y los otros tres, a 15 años de cárcel.
Fuentes cercanas a la defensa indicaron a la agencia Télam que la historia clínica “contradice” a la sentencia y demuestra que “Báez Sosa murió en el hospital”.
Para Tomei, estos elementos contradicen el testimonio de la médica ambulancista Carolina Giribaldi Larrosa, integrante del equipo de emergencias que asistió a Báez Sosa.
Esta testigo declaró que la víctima “no tenía signos vitales” cuando llegaron al lugar del ataque cerca de las 5.05, y que tenía “pupilas midriáticas (dilatadas), no tenía reflejos, ni movimientos respiratorios, y no tenía pulso”.
La médica sostuvo ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari que el joven “no tenía posibilidad de sobrevida” a partir de las lesiones sufridas.
La postura de la querella y la fiscalía
Tras la difusión pública de la historia clínica, el abogado de los padres de la víctima, Fernando Burlando, aseguró que el joven “fue asesinado en el lugar” y que el personal médico constató que “no tenía signos vitales”.
En la misma línea, fuentes cercanas al Ministerio Público Fiscal aseguraron a Télam que “no cambia en nada la historia”. Asimismo, recordaron que ese reporte clínico no se incorporó al juicio por pedido de Tomei.
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De hecho, los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García pidieron su incorporación en la primera audiencia del juicio, pero el defensor se opuso por no haber podido tener acceso a esa información. Así, el tribunal rechazó cuatro días más tarde “la incorporación de tal documental”.
De esta forma, los planteos de las partes los tendrá en cuenta el Tribunal de Casación bonaerense, el cual deberá confirmar o rectificar la sentencia. Es el organismo que determinará si cambia algo en relación a la autoría del crimen de Fernando Baéz, si murió en la puerta del boliche o en el hospital, tras ser la brutal agresión que sufrió en manos de la patota de rugbiers.