Aunque le ordenes que no lo haga, el teléfono móvil muestra igual su ubicación
Una investigación efectuada recientemente en la Universidad Northeastern ha demostrado que los teléfonos móviles pueden también seguir el movimiento de sus dueños por tiendas y ciudades de todo el mundo, incluso cuando los usuarios desconectan los servicios de rastreo de ubicación de sus teléfonos.
La vulnerabilidad deriva de la amplia gama de sensores con las que están equipados los teléfonos, no solo GPS e interfaces de comunicaciones, sino también giroscopios y acelerómetros capaces de indicar si un teléfono se encuentra en posición vertical o de lado, y pueden medir también otros movimientos.
Las apps del teléfono pueden utilizar esos sensores para efectuar tareas que los usuarios no esperan, como seguir los movimientos de un usuario giro a giro por las calles de una ciudad.
La mayoría de las personas piensa que apagar los servicios de geolocalización del teléfono inhabilita este tipo de vigilancia móvil. Pero la investigación difundida por el diario El País de España, denominada “ataques de canal lateral” revela de qué forma pueden las aplicaciones evitar o eludir esas restricciones: un teléfono puede escuchar hasta la marcación digital de un usuario para descubrir una contraseña secreta, y que simplemente llevando un teléfono en el bolsillo podemos comunicar a las empresas datos sobre dónde estamos y hacia dónde vamos.
Los investigadores querían saber si es posible determinar la ubicación de un usuario empleando únicamente sensores que no requieren su permiso. Con otra aplicación, utilizaron la brújula de un teléfono para observar en qué dirección avanzaba una persona. Esa aplicación usaba también el giroscopio del teléfono, midiendo la secuencia de ángulos de giro de la ruta recorrida por el usuario. Y el acelerómetro indicaba si un usuario estaba parado o en marcha.
Midiendo una secuencia de giros y encadenándolos a medida que la persona avanzaba, los investigadores también pudieron trazar un mapa de sus movimientos.
El trabajo estuvo a cargo de Guevara Noubir, catedrático de Ciencias Informáticas y de la Información, en Northeastern University. Noubir ha recibido financiación de la Fundación Nacional para la Ciencia y el Departamento de Defensa de Estados Unidos, Google, Raytheon y Microsoft, para investigar la seguridad en las comunicaciones. Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la web The Conversation.