El nuevo telescopio ‘James Webb’ de la NASA ya viaja por el espacio

La NASA lanzó su nuevo telescopio espacial llamado ‘James Webb’, el más avanzado en lo que se refiere a instrumentos astronómicos, que complementará al famoso telescopio Hubble y promete superarlo en cuanto a calidad de sus imágenes como en la amplitud de los descubrimientos que se deriven de ellas.

Este enorme y ambicioso proyecto, cuyo lanzamiento se realizó durante esta Nochebuena, después de algunos retrasos, desde el puerto espacial europeo de la Guayana Francesa, en la costa noreste de América del Sur, surca el espacio en dirección al segundo punto de Lagrange, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde intentará captar la primera luz del universo, aparecida hace 13.700 millones de años.




“Le hacemos un enorme regalo de Navidad a la humanidad”, celebró Josef Aschbacher, director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), uno de los promotores principales de la misión, junto a EE UU y Canadá.

“El James Webb nos permitirá hacer nueva ciencia y ya ha permitido un gran desarrollo tecnológico”, añadió el especialista.

 

 

Un proyecto de más de dos décadas

El telescopio James Webb se empezó a diseñar hace más de veinte años para responder a una pregunta sobre el origen del Universo: cómo nacieron las primeras estrellas.

Lo que sucedió durante esa primera época, hace unos 13.000 millones de años sigue siendo objeto de conjeturas. Se cree que las primeras estrellas se formaron en el seno de colosales nubes de gas, compactadas por el efecto de su propia gravedad. Eran cuerpos enormes, quizás cientos de veces mayores que nuestro Sol, con una luminosidad igualmente grande.

 

El telescopio James Webb estudiará la posible existencia de vida en planetas extrasolares o exoplanetas.

 

Por lo menos doscientas horas del Webb están reservadas al estudio de la época en que la radiación ultravioleta de las primeras estrellas ionizó las grandes nubes de hidrógeno y provocó que el universo se volviera transparente.

Ochocientas más irán a investigaciones sobre las galaxias primigenias, nacidas unos mil millones de años después del denominado big bang: los mecanismos y velocidad de formación de estrellas, el movimiento del gas en esas primitivas estructuras y cómo surgió la primera generación de agujeros negros cuya relación con las galaxias originales sigue siendo objeto de especulación.

 

 

Viaje

Para llegar a destino demorará aproximadamente un mes. Vale recordar que un viaje a la Luna se completó en poco más de tres días pero es que el viaje a L2 del Webb es contra la gravedad terrestre. El telescopio dejará atrás la Luna en apenas 36 horas, pero luego irá perdiendo velocidad progresivamente hasta que llegue al punto de Lagrange moviéndose ya a paso muy lento.

Durante el viaje Webb se desplegará: lo primero será abrir su panel de células fotoeléctricas para disponer de suficiente energía y la antena de comunicaciones con la Tierra. A los dos días de vuelo empezará la secuencia de apertura y tensionado del parasol, que le llevará toda una semana.




A partir del décimo día empezará a expandirse el sistema óptico. Primero, el trípode que sostiene el espejo secundario; después, las dos “alas” laterales con lo que los 18 espejos individuales completarán el reflector principal con sus espectaculares 6′5 metros de diámetro.

El resto del mes hasta llegar a L2, telescopio y equipos irán enfriándose poco a poco en busca de su temperatura de trabajo. Pero eso aún llevará semanas. Solo cuando estén realmente fríos podrá empezar su calibración y ajuste.

 

 

Espejos de oro

Sus espejos son de oro, cada uno es un hexágono de berilio recubierto de una finísima capa de ese metal, el mejor reflector (98%) para la radiación infrarroja. Se trata de no desperdiciar ni un fotón que llegue al espejo tras haber viajado por el espacio durante casi la vida del Universo.

El revestimiento forma una lámina uniforme de sólo 700 átomos de espesor. En total, todo el espejo utiliza algo menos de 50 gramos de oro. A la cotización actual, unos 3.000 euros. Naturalmente, el proceso de aplicarlo sobre el berilio resultó muchísimo más caro.

 

El telescopio espacial James Webb se convertirá durante la próxima década en el principal observatorio de ciencias espaciales.

 

Utilidad

El telescopio está diseñado para funcionar como mínimo cinco años y una carga de combustible que le permita mantener su órbita durante diez. Ahora bien, si nos guiamos por la experiencia del Hubble, que lleva más de 30 en el espacio, es muy probable que el Webbsupere la vida útil que se le ha previsto.

El tiempo de observación es un bien escaso y está muy solicitado. La lista de objetivos preparada para los primeros meses de operación se centra más en objetos extragalácticos muy lejanos, o en alguno de los miles de exoplanetas recientemente descubiertos, que en los planetas del sistema solar Por ejemplo, los mundos rocosos del sistema TRAPPIST-1, de tamaño similar a la Tierra y a solo 40 años luz de nosotros.



 

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