Un estudio efectuado sobre diversas áreas áridas de la Tierra, basado en registros satelitales con una resolución de hasta 24 centímetros, permitió descubrir una superficie arbórea que supone aumentar las hectáreas de bosques en el planeta al número de 1.327 millones.
Al tanto de que el 41,5% de la superficie terrestre se encuentra en regiones áridas donde hay poco densidad de árboles, un proyecto impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) utilizó imágenes de alta resolución captadas por los satélites de la empresa DigitalGlobe, las mismas que usan los mapas de Google o Bing, y comprobó que hay una inmensa cantidad de árboles dispersos por zonas áridas, que puestos todos juntos ocuparían 467 millones de hectáreas de arbolado.
La cifra, publicada en la revista Science y cuyos resultados finales presentó la FAO en Italia esta semana, eleva un 9% la superficie arbolada del planeta y supone casi un 50% más de superficie arbórea presente en las tierras secas de lo que se tenía conocimiento.
Entre las regiones estudiadas están las zonas áridas de Europa, en especial la cuenca mediterránea y la franja superior de los bosques boreales de Rusia, y otras en donde se halló la mayor parte de este bosque oculto: sur del Sahara, en regiones de Asia, en el sur de América y una amplia franja del norte de Australia.
En Argentina, Elena María Abraham participó de la investigación y en declaraciones al diario El País de España, reconoció de modo determinante: «Esperábamos menos». La directora del Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas se encargó de buscar los árboles del sur de América, a excepción Brasil. «Lo importante es que al identificar una mayor superficie de bosque seco, estamos redibujando el mapa de las tierras áridas. Ante un escenario de cambio climático y desertización, en el que las tierras áridas se van a expandir, es determinante conocer el recurso más importante que tenemos, como son los bosques secos», resaltó.
Más allá de que se trate de árboles nuevos o solo recién descubiertos, los científicos creen que su enorme número debe estar influyendo a escala global en el medio ambiente. Como explica el investigador de la FAO y principal autor del estudio, Jean-François Bastin, «aunque nadie se cuestiona el actual aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera, la capacidad de la biosfera para absorber el carbono aún presenta muchas incertidumbres. Nuestros resultados aportan nuevos elementos y muestran que la capacidad de la biosfera como sumidero de carbono probablemente sea mayor de lo que se creía».