México violento: al igual que Coca-Cola, Pepsi cierra un centro de distribución

La empresa Gepp, embotelladora de la bebida gaseosa estadounidense, anunció el cierre de su centro de distribución en la ciudad mexicana de Altamirano (suroeste de la zona conocida como Guerrero) ante la ausencia de las condiciones mínimas suficientes para la normal operación de la planta, en la que trabaja un centenar de personas.

Según difundió el diario El País de España, en marzo, Femsa Coca-Cola, la principal competidora de Gepp, decidió abandonar temporalmente ciudad Altamirano ante el hostigamiento del crimen organizado sobre sus 160 empleados. Las razones fueron las mismas.

A finales de mayo, uno de las mayores grupos empresariales de México, la firma de lácteos Lala, también tuvo que cerrar uno de sus centros de distribución en Tamaulipas (al noreste) tras constatar que las condiciones de seguridad en la zona «no eran las adecuadas para seguir operando».

Después de eso, las grandes organizaciones empresariales mexicanas emitieron un comunicado ante la creciente violencia que golpea al país.

Más de cuatro de cada 10 empresas mexicanas fueron víctimas de un delito en 2017, según un reciente informe de Coparmex, la mayor patronal mexicana.

Ese mismo año, el impacto económico de la violencia ascendió a casi 250.000 millones de dólares, el 21% del PBI, uno de los mayores porcentajes del mundo, de acuerdo con el último Índice de Paz elaborado por el Institute for Economics and Peace.

 

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