Dermatitis atópica: la enfermedad que no tiene cura y se expande

Este problema en la piel se caracteriza, sobre todo, por el picor intenso y continuo. Afortunadamente, la mayoría de los casos no son graves, ya que su intensidad no es siempre la misma. Pero la idea de que se trata de algo sin cura y estigmatizante, complejiza el futuro de cada paciente.

Las investigaciones médicas han determinado que se trata de una patología de carácter autoinmune. Una mujer está más protegida por ejemplo durante su embarazo, ya que durante la gestación el sistema inmunitario de las madres baja su intensidad para evitar que haya rechazo del hijo que se está desarrollando.

Según muchos dermatólogos, en el caso de las enfermedades de la piel, la asociación con el bienestar emocional es muy importante y ya es una tendencia clara en lo científico también. La dermis y el sistema nervioso tienen el mismo origen en el desarrollo embrionario, y la liberación de neurotransmisores afecta a la piel.

De hecho, hay una especialidad de dermatología psiquiátrica (o de psicodermatología, según quién la estudie) que va más allá de la depresión o la angustia por el malestar o los efectos en el aspecto.

Aunque lo normal es que la enfermedad aparezca desde recién nacido, puede ocurrir en adultos. Este problema en la piel tiene un importante componente genético, pero también influyen factores ambientales. Y por eso va en aumento. En un estudio en Dinamarca, se vio que en los sesenta afectaba a entre el 2% y el 3% de los niños; en los setenta, eran entre el 6% y el 7%; en los noventa se llegó ya a una incidencia entre el 15% y el 20%.

La dermatitis atópica no tiene cura, y los tratamientos que ofrecen los especialistas son para los síntomas. Desde hidratantes y corticoides para la inflamación en los casos más leves a inmunodepresores para los más graves.

 

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