Alerta en el fin del mundo: detectan microplásticos en el aire del canal Beagle
El primer estudio en la región americana más austral del canal de Beagle confirma la vulnerabilidad de los ambientes remotos al transporte por el aire de los microplásticos. La investigación se llevó a cabo de forma conjunta entre el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Centro de Química Inorgánica, CEQUINOR, dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, el CONICET y asociado a CIC.
El trabajo ejecutado por el equipo interdisciplinario, tuvo un rol destacado de un equipo de científicos de la Universidad Nacional de La Plata. Liderado por Lucas Rodríguez Pirani y Lorena Picone, los especialistas detectaron la primera evidencia de contaminación por microplásticos en el aire de la región subantártica del canal Beagle, a pocos kilómetros de la ciudad más austral del mundo, Ushuaia. Este hallazgo subraya la omnipresencia de la polución plástica, incluso en regiones estratégicas y remotas del hemisferio sur.

Los científicos del Centro de Química Inorgánica, CEQUINOR.
El canal Beagle: una puerta de entrada a la Antártida
Existe una brecha de conocimiento significativa sobre la ocurrencia y circulación de microplásticos (MPs) atmosféricos en las áreas subantárticas del hemisferio sur, particularmente en Sudamérica, donde los datos son “virtualmente inexistentes”.
Al respecto, el autor principal del trabajo Lucas Rodríguez Pirani, explica que “aunque la contaminación marina por microplásticos ha sido extensamente estudiada, el transporte atmosférico se reconoce cada vez más como un mecanismo clave para la dispersión global de estas partículas”.
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El canal Beagle, ubicado en el extremo sur del continente, es una región subantártica estratégica afectada por una creciente presión antropogénica. La zona incluye a Ushuaia (Argentina), “la ciudad más austral del mundo”, que alberga un puerto muy activo con tráfico de pesca, navíos de investigación y cruceros vinculados al turismo antártico, un aeropuerto internacional y operaciones industriales ligeras. Además, en la costa sur del canal se encuentra Puerto Williams (Chile), que también contribuye con sus propias emisiones localizadas.
Dada la proximidad geográfica de esta área a la península antártica, y considerando los vientos predominantes del noroeste que afectan la región, el canal Beagle puede actuar como una “puerta de entrada potencial” para el transporte de largo alcance de contaminantes. Los patrones de viento en la zona podrían facilitar el movimiento de partículas desde el extremo sur de Sudamérica, a través del pasaje de Drake, directamente hacia la Antártida.
El estudio en el fin del mundo
Los investigadores de la UNLP detallaron que el estudio nació de la iniciativa de un investigador del CIMA, Gabriel Silvestri, especialista en cambio climático y variabilidad climática. Silvestri puso a disposición unos dispositivos para el monitoreo pasivo de partículas en el aire, con el objetivo principal de monitorear la presencia de microplásticos en la circulación atmosférica de regiones subantárticas y antárticas.
El trabajo, coordinado con integrantes del SMN, se realizó en isla Redonda, un sitio remoto y deshabitado ubicado dentro del parque nacional Tierra del Fuego, a unos 10 km de la costa de Ushuaia, Argentina. “La ausencia de fuentes de emisión locales en la isla, sumada a su exposición a regímenes de viento variables, la convierte en un lugar óptimo para monitorear el transporte de contaminantes de largo alcance”, remarcaron los científicos .
“Las investigaciones se iniciaron no solo en Isla Redonda, sino también en la Base Carlini, ubicada en la Isla 25 de Mayo, perteneciente al archipiélago de las Islas Shetland del Sur, Península Antártica, dentro de un proyecto más amplio del monitoreo de microplásticos en el Sector Antártico Argentino”, destacó Rodríguez Pirani.
Sistema de monitoreo pasivo
El estudio fue realizado utilizando un sistema de monitoreo pasivo, que tiene la ventaja de prescindir de energía eléctrica y de la necesidad de un seguimiento continuo, permitiendo realizar estudios en sitios remotos e inhóspitos de difícil acceso. Los investigadores detallaron que esta característica permite monitorear de manera continua durante largos periodos, lo que permitió realizar el estudio durante 18 meses consecutivos, entre octubre del 2021 y marzo del 2023. Luego del monitoreo, en el Centro de Química Inorgánica, los investigadores de la UNLP recibieron los muestreadores y analizaron espectroscópicamente la composición química de las partículas colectadas, encontrando una amplia variedad de composiciones poliméricas de origen plástico.
Las técnicas de microespectroscopia avanzada de Infrarrojo (FTIR) y Raman permitieron a los investigadores determinar con precisión la composición polimérica de las partículas y aditivos asociados. Cabe destacar que los investigadores de la UNLP realizaron parte de los estudios en el Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón (LNLS), perteneciente al Centro Nacional de Pesquisa em Energia e Materiais (CNPEM), ubicado en la ciudad de Campinas, Brasil.

Resultados contundentes: de 77 partículas, más del 80% fueron identificadas como fibras.
Fibras textiles: las grandes protagonistas
Los resultados fueron contundentes: del total de 77 partículas recuperadas, la gran mayoría (más del 80%) fueron identificadas como fibras. Los científicos detectaron dos cuestiones.
- Polímeros comunes: los más identificados fueron el algodón semisintético, la poliamida, el poliéster y el polietileno.
- Colorantes industriales: el análisis Raman también detectó la presencia de pigmentos industriales, incluido el índigo, tanto en las fibras sintéticas como semisintéticas.
Las fibras oscilaron entre 100 y 3000 μm de largo y 10 y 30 μm de ancho, algo consistente con las dimensiones de microplásticos atmosféricos hallados en otros entornos remotos.
“El claro predominio de composiciones poliméricas plásticas y colorantes relacionados con la industria textil, sugiere una fuerte influencia del transporte atmosférico de largo alcance, probablemente desde las principales ciudades de América del Sur”, destacaron los investigadores. No obstante, se espera que el principal foco de contaminación sea la ciudad de Ushuaia, “la ciudad más austral del mundo”, debido a su intensa actividad antrópica local y la influencia de turismo en la región.
Un portal de contaminación hacia la Antártida
“Estos hallazgos son de vital importancia estratégica. Dada la proximidad geográfica del canal Beagle a la península antártica y considerando los vientos predominantes, la zona podría actuar como un portal potencial para la contaminación a través del transporte por masas de aire hacia la Antártida”, señaló Rodríguez Pirani.
El investigador de la UNLP destaca que, además de la observación sobre el canal Beagle, se viene realizando paralelamente un monitoreo de la contaminación por aire de microplásticos en el sctor antártico argentino, a través de la colaboración directa con investigadores del Instituto Antártico Argentino.
Los científicos consideran que su trabajo no solo proporciona una línea de base crucial para el monitoreo futuro de microplásticos en regiones de alta latitud, sino que también “subraya la importancia estratégica de incluir áreas subantárticas en los esfuerzos globales” para comprender las vías de dispersión y el impacto ambiental de estos contaminantes.
La detección de contaminación plástica aerotransportada confirma que incluso los entornos subantárticos remotos y deshabitados están expuestos a esta amenaza global. El trabajo resultó recientemente publicado en la destacada revista internacional Chemosphere.


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