Cifras que alertan: el impacto antrópico en la fauna marina en lo que va de 2025

Un balance sobre el impacto antrópico en la fauna marina muestra que sólo durante la primera mitad del 2025 hubo que asistir a 222 animales que fueron hallados heridos, enredados en basura o desnutridos en diversos puntos de la costa atlántica bonaerense. El año había comenzado con una señal de alerta: durante la primera semana de febrero, siete ejemplares de tortuga laúd —una especie en peligro de extinción— fueron encontrados sin vida en distintas playas del partido de La Costa.

Según Sergio Rodríguez Heredia, biólogo responsable del centro de rescate de la fundación Mundo Marino, los registros hasta julio de este año mantienen la tendencia de años anteriores: el impacto de la actividad humana sigue siendo la principal amenaza para la fauna.

 

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El impacto antrópico en la fauna marina con el caso relevante de las tortugas

En el caso de las siete tortugas halladas sin vida, una de ellas presentaba signos evidentes de haber quedado atrapada con restos de soga y marcas en sus aletas. Otra, un ejemplar juvenil, tenía una bolsa plástica alojada parcialmente en su boca.

A esa mortandad de tortugas laúd, se sumaron animales varados por desnutrición, deshidratación o contacto con basura marina. En varios casos, se identificaron signos de enmallamiento, ingesta de plásticos o interacción con anzuelos. Una tortuga que llegó con una bolsa atrapada en el pico logró recibir atención a tiempo, pero no todos corrieron la misma suerte.

Las tortugas marinas representaron en definitiva un grupo alarmante y sumaron 45 individuos asistidos, la mayoría hallados sin vida. Solo seis animales fueron rescatados con vida y pudieron ingresar a rehabilitación.

 

 

Mamíferos marinos

Entre los mamíferos marinos, en buen estado de salud, se advierte la interacción negativa de personas que interrumpen su descanso en playa, obligándolos a regresar al agua. Este comportamiento altera ciclos biológicos esenciales y pone en riesgo la recuperación física de los animales.

En el caso de los mamíferos marinos afectados, que representaron el 45% de los ingresos (101 animales), se repitieron los rescates de lobos marinos con heridas en el cuerpo y miembros. Uno de ellos, un macho juvenil, ingresó con un corte de 10 centímetros de largo en la base del cuello, probablemente producido por algún elemento filoso. Requirió tratamiento con antibióticos, drenaje de un absceso en la extremidad y varias curaciones hasta su total cicatrización.

Después de eso, otro lobito ingresó con una lesión aún más severa: una herida expuesta a la altura de la cadera que obligó a realizar múltiples sedaciones para su limpieza y curación. Gracias a los tratamientos aplicados, logró sanar completamente y volvió al mar después de más de dos meses de rehabilitación intensiva.

“Cuando llegan así, con heridas tan profundas que dejan el hueso a la vista, la respuesta tiene que ver con el impacto de las acciones humanas en su ecosistema”, explica Bianca Mancini, veterinaria de Mundo Marino.

Rodríguez Heredia también destaca un aumento de animales heridos por restos de redes, zunchos y bolsas plásticas, así como ataques de perros, que continúan siendo un problema recurrente en la zona, afectando principalmente a lobos marinos.

 

 

Aves marinas

En el grupo de aves marinas —76 individuos—, la causa más frecuente fue la desnutrición.

Petreles, gaviotas y cormoranes llegaron débiles, deshidratados y sin capacidad de vuelo.

Si bien varias aves pudieron recuperarse gracias a una combinación de hidratación, alimentación progresiva y control médico, otras llegaron en estado terminal o murieron a las pocas horas del rescate.

 

 

En este período, la mayor frecuencia de aparición correspondió, como es habitual, a pingüinos juveniles en su primer viaje migratorio, muchos de ellos encontrados con deshidratación, hipotermia y alto grado de parasitismo, condiciones que en varios casos resultaron fatales. Incluso se registró un pingüino saltarín empetrolado en la zona de Pinamar y reportes de más ejemplares afectados en otras áreas del sur bonaerense.

Más allá de los casos individuales, el semestre dejó historias de recuperación y trabajo colectivo. En abril, un pingüino rey, especie poco común en las costas bonaerenses, logró la reinserción tras una rehabilitación prolongada por heridas que, según la hipótesis, pudieron estar causadas por mordeduras de perros. Y en mayo, once pingüinos magallánicos volvieron al mar, luego de meses de tratamiento. Su reinserción grupal resultó posible gracias al trabajo articulado de veterinarios, cuidadores, voluntarios y estudiantes.




 

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