Contaminación lumínica: los impactos contra la astronomía que generan los satélites

Más de 250 astrónomos e ingenieros reunidos durante un seminario sobre constelaciones de satélites, organizado en conjunto por NOIRLab de NSF y la Sociedad Americana de Astronomía (AAS), elaboraron un informe firmado por unos 50 autores que ofrece una hoja de ruta para mitigar los efectos contaminantes de los satélites que se lanzan al espacio.

En el cielo hay unos 5.000 objetos artificiales de los cuales la mitad son basura espacial. Sin embargo, cuando se lanzaron los primeros satélites, lo que más sorprendió a los especialistas de la AAS sobre contaminación lumínica era lo mucho que brillaban. “Nadie se lo esperaba y tuvimos que empezar a encontrar soluciones”, reconoció al respecto Jeff Hall, presidente del comité de la sociedad en una nota publicada por el diario El País de España.

 

 

Una de las propuestas resaltadas por los especialistas es que se manden satélites más oscuros y más pequeños, para que perjudiquen menos la oscuridad del cielo y haya menos superficie que pueda reflejar la luz del sol.

Otra cosa esencial que destacan los astrónomos e ingenieros es la altura del dispositivo y su orientación. La idea es lanzar el satélite de tal manera que la menor superficie quede expuesta hacia la Tierra y mantenerlo lo más bajo posible, es decir, a no más de 600 kilómetros, pues se verá durante menos tiempo.

La preocupación creció en el último tiempo luego de que la empresa Musk anunciara su intención de lanzar una constelación de al menos 12.500 satélites a unos 1.000 kilómetros de la Tierra.

 

 

Desde la AAS se pidió, de inmediato, que la empresa dé las herramientas para monitorizar estos satélites, saber dónde están en cada momento y hacia dónde están orientados, ya que estarán por todas partes.

Aunque todos los expertos reconocen que es una iniciativa interesante, insisten en que los impactos pueden ser nefastos para la astronomía óptica que trabaja con campos visuales de gran escala o cerca del horizonte, donde estará la mayor densidad de dispositivos.

“Será imposible seguir con algunos tipos de trabajos de investigación”, advierte Hall al respecto. “No podemos hacer que sean invisibles, pero sí disminuir su destello”, agregó en diálogo con el citado medio ibérico.

 

 

Problema mayúsculo

Aunque al momento hay solo un proyecto en marcha, el de la firma Musk; los astrónomos sostienen que si se suman todos los que existen, se llega a la cifra de 100.000 dispositivos invadiendo el cielo. “No podrás mirar las estrellas sin ver uno. Formarán parte del cielo”, asegura Hall.

José María Madiedo, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), y otro de los especialistas consultado por el medio español, explica que, cuando un asteroide impacta contra la Luna se genera un destello de luz que sus telescopios pueden observar y analizar. Sin embargo, en su campo de visión también aparecen los satélites en órbita terrestre baja que reflejan la luz del Sol, como los de Musk. En sus imágenes, el investigador obtiene una línea blanca y recta que atraviesa el marco, satura la imagen y presta a confusión.

“Estos reflejos nos generan diversos problemas de tipo técnico que complican la detección de los impactos en la Luna. Nos preocupan mucho”, expresó al respecto.

 

 

Otro de los impactos que tendrán estos satélites será sobre la radioastronomía, rubro que la comunidad científica espera también se vea afectado, ya que estos dispositivos emiten y reciben ondas de radio y, en este caso, lo más preocupante es que afectarán el trabajo tanto de día como de noche.

También queda por investigar el impacto de sus reflejos y destellos sobre los animales que se orientan de noche gracias al cielo.

“Pensemos en todos los insectos y los pájaros que navegan con las estrellas. Ahora ven una luz en constante movimiento. Esto puede tener un efecto grave para la ecología. No es solo un problema de la astronomía”, opina Hall.

 

Lo más visto