Borisov: el cometa más puro que se haya observado nunca

En el verano del hemisferio norte, durante 2019, Gennady Borisov, un astrónomo aficionado de Ucrania, fue el primero en observar el paso por el cielo terrestre de un objeto desconocido procedente de una estrella sin identificar. El cometa fue llamado 2I/Borisov en honor a su descubridor. Hasta aquel momento solo se conocía un objeto llegado de otro sistema solar: el asteroide Oumuamua.

Esta semana, dos equipos de astrónomos presentaron los resultados de las observaciones del Borisov realizadas con dos de los telescopios más potentes de la Tierra y volvió a cobrar mucha fuerza la teoría de que estos cometas pueden llevar compuestos esenciales para la vida de una estrella a otra y así, tal vez, sembrarlos en otros planetas.

El primer trabajo conocido sobre el Borisov intenta entender cuándo se formó el cometa y cómo de degradado está después de su largo viaje por el espacio.

 

 

Según reseña el diario El País de España en un artículo al respecto, los astrónomos apuntaron al Borisov con el inmenso telescopio dispuesto en el observatorio óptico existente en el desierto de Atacama, en Chile, y compararon las observaciones con las realizadas sobre otros cometas conocidos.

De acuerdo a los análisis difundidos, el único cometa que se le parece es el Halle-Bopp, descubierto en 1995 y que era tan brillante que se pudo ver a simple vista en el cielo nocturno durante 18 meses seguidos. Las observaciones mostraron que Hale-Bopp era un objeto bastante prístino, es decir, que guardaba bastante intacto el material originario del que se formó.

Los resultados del estudio actual, publicados en Nature Communications, apuntan a que Borisov está más intacto aún. De hecho los responsables del trabajo creen que es el cometa más puro que se haya observado nunca.

El término puro quiere decir antiguo, con lo que es posible que su materia prima sea polvo y gas muy similar al que existía en torno al Sol poco después de su nacimiento, incluso antes de que existiesen los planetas, hace unos 4.500 millones de años.




Los responsables del trabajo creen que desde su formación, el Borisov no ha pasado nunca lo suficientemente cerca de una estrella como para degradarse.

Bin Yang, astrónoma del Observatorio Europeo Austral, analizó el Borisov con el radiotelescopio ALMA. Sus resultados, publicados en Nature Astronomy, muestran que el cometa está hecho de partículas de distintos tamaños que hacen pensar que es una mezcla de materiales de diferentes regiones del sistema solar donde se formó. Los investigadores especulan que posiblemente en ese sistema solar había planetas gigantes gaseosos que atrajeron al cometa con su fuerza de gravedad.




En estos momentos Borisov se encuentra a 10 unidades astronómicas de la Tierra, es decir, unos 1.400 millones de kilómetros, según explicó Luisa Lara, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía, en diálogo con el citado medio español. “Seguirá alejándose de nosotros y eventualmente saldrá del sistema solar dentro de unos 15.000 años”, señaló sobre el porvenir.

La astrónoma fue parte del equipo científico de la misión Rosetta, que demostró que los cometas tienen oxígeno y compuestos orgánicos. Esta astrofísica suele recordar que los ingredientes básicos para la vida llegaron a la Tierra desde el espacio, probablemente a bordo de cometas. En estos cuerpos se ha demostrado la presencia de glicina, un aminoácido que pudo ser uno de los primeros elementos para la formación de moléculas vivas como el ARN.

 

Lo más visto