Pinamar concretó su primer día de una prueba piloto que propuso peatonalizar su centro cívico. La medida es, en principio, sanitaria ya que busca evitar aglomeraciones en el marco de la pandemia de Covid-19, pero también está vinculada a una forma de concebir la ciudad y el espacio público.
Así, entre las 8 y las 15 de este viernes, la avenida Shaw desde Bunge hasta Rivadavia, y Constitución y Rivadavia desde Eneas hasta Valle Fértil, se convirtieron en peatonal para liberar del tránsito vehicular a más de 11 mil metros cuadrados.
El balance desde la municipalidad en esta primera jornada fue positivo. En diálogo con Telégrafo, el secretario de Planeamiento de Pinamar, Ariel Galera, expresó su conformidad por el desarrollo de la iniciativa, que no registró mayores inconvenientes en el sector peatonal ni en los alrededores.
Cabe recordar que la ordenanza –aprobada recientemente por mayoría en el Concejo Deliberante- fue recibida con algunas críticas por parte de comerciantes y vecinos, algo que Galera atribuyó a una falla de su área al momento de comunicar, que fue luego remendada a fuerza de diálogo. Si bien aún no rige un consenso total, el funcionario enfatizó en la flexibilidad de la medida y la continuidad de las conversaciones.
“La idea no es complicarle la vida a nadie”, sentenció Galera, quien remarcó que si bien un día “no es parámetro suficiente”, sí sirvió para determinar qué funciona y cuáles son las cuestiones a ajustar, ya que posiblemente durante los cuatro días hábiles de la semana próxima la prueba se repita.
Al trazar el balance inicial, el secretario de Planeamiento hizo hincapié en el factor climático que provocó que hubiera poca gente en la calle de por sí, pero consideró que el objetivo de ampliar el espacio público se cumplió.
Críticas
En diálogo con Telégrafo, Galera se hizo eco de las críticas que recibió la propuesta y aseguró que se trata de “análisis parcializados”. En esta línea, respondió a quienes cuestionaron que “la peatonal estaba vacía”, que precisamente “ese es el éxito”.
“El que espera ver un panorama de peatonal comercial, está equivocado”, reflexionó, especialmente al tener en cuenta la situación que atraviesa el país por el Covid-19, a pesar de que en Pinamar no se registran casos activos.
Como punto a corregir, el secretario de Planeamiento observó que en algunos lugares donde se generaron filas, las mismas no se trasladaron a la calle, sino que se mantuvieron en las veredas. “Tenemos que explicar cómo usar el espacio nuevo porque sacamos los autos pero sigue la costumbre de hacer cola en la vereda”, indicó.
Para facilitar esta apropiación del espacio público por parte de los peatones, desde la municipalidad se complementarán las vallas que impiden el ingreso vehicular –contempla excepciones- con cartelería informativa y señalización.
Dentro de un plan integral
Consultado por Telégrafo por el concepto detrás de esta medida para Pinamar, que en principio parece ser de emergencia por las restricciones que impone la pandemia de Covid-19, Galera confió que no es una decisión improvisada. “Apuntamos a eso, a laburar en paralelo con bicisendas, a hacer la ciudad más amigable. Pinamar está encaminada, pero tiene todavía mucha deficiencia”, subrayó.
El secretario de Planeamiento sostuvo que trabajar sobre la peatonalización es uno de los ejes con los que ingresó a la gestión municipal –asumió en marzo de este año para reemplazar a Mila Gómez Beret-, pero la emergencia sanitaria precipitó la acción.
Es que la irrupción del coronavirus cambió todos los planes y –como en todo el país- la gestión de Martín Yeza tuvo que abocarse a adecuar las instalaciones del hospital para brindar una atención diferenciada y cubrir la demanda ante un eventual brote.
Ese fue el primer desafío de Galera durante los primeros meses al frente de la secretaría de Planeamiento. El segundo es, precisamente, pensar en la disposición del espacio público a medida que avanzan las fases del aislamiento y se reactivan actividades.
Según el funcionario, bajo otras circunstancias el debate hubiera llevado meses e incluso años a fin de lograr una propuesta unificada y participativa. “La pandemia aceleró cuestiones que pensábamos tocar más adelante, a partir de un proceso con vecinos y comerciantes. La ciudad entera tiene derecho a opinar”, concluyó el funcionario.