Día de la Ancianidad: ¿cómo ayudar a que el aislamiento no sea un riesgo?

El 21 de junio de 1982 la Organización de la Naciones Unidas (ONU) celebró la primera Asamblea Internacional dedicada al envejecimiento. Desde ese entonces, cada 21 de junio se celebra mundialmente el Día de la Ancianidad.

Para la ocasión, Deisy Krzemien, psicóloga e investigadora adjunta del Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología del Conicet y especialista en procesos psicológicos, neurocognitivos y adaptativos en el envejecimiento normal o no patológico, relata algunos de los efectos, abordajes y medidas para mitigar las consecuencias que pudiera causar el aislamiento social obligatorio en personas mayores.

 

 

“El aislamiento genera un efecto en la vida humana, sea cual sea la edad. En el caso de los adultos mayores sufren la restricción de salidas, de la movilidad y del poder continuar con un estilo de vida activo aquellos que tenían una rutina de asistir a clases, talleres y actividades grupales en centros de día, club de día, universidad de adultos mayores, caminatas por la costa, y otras actividades. Pero contrariamente a lo que se piensa las personas mayores no son el grupo etario más afectado por el ASPO, como sí sucede con los jóvenes”, detalla Krzemien.

La especialista, que dirige además el Grupo de Investigación interdisciplinario “Gerontología y Psicología del curso vital” de la Facultad de Ciencias de la Salud y Servicio Social de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP), desarrolla también proyectos y producciones sobre la comparación entre adultos mayores jóvenes y longevos en el funcionamiento ejecutivo y el potencial cognitivo, y otras cuestiones como sabiduría, pensamiento post-formal y potencial humano.




Evaluación y datos

Al respecto de las primeras deliberaciones sobre los tres meses de aislamiento, Krzemien explica: “Se observan consecuencias en la calidad de vida de adultos mayores que ya vivían solos, en espacios reducidos, con escasos ingresos económicos y que mantenían un estilo de vida aislado socialmente y sedentario. No obstante, también existe una solidaridad notable entre vecinos de personas mayores solas, que, por iniciativa propia, se han ofrecido a ayudarlos con sus necesidades básicas, como realizarles mandados o trámites para que ellos se resguarden en sus hogares”.

La evaluación del impacto del aislamiento por Covid-19 llevada a cabo por especialistas del IPSIBAT arrojó como datos importantes que los adultos mayores  muestran una mayor preocupación por aspectos relativos a la situación económica del país, la salud de la población en general, y el bienestar del personal de salud.




Afortunadamente, la mayoría no presenta índices altos de ansiedad ni depresión ni afecto negativo. Al contrario, se observó que los adultos mayores muestran un afecto positivo: “Esto se puede explicar porque es posible que el aislamiento impacte menos en la rutina de los mayores y, por otro lado, que las políticas públicas nacionales que han enfatizado tanto el cuidado sobre este grupo en particular, podrían incidir en una percepción de mayor bienestar. Por otro lado, también podríamos pensar en algunos factores personales que el proceso de envejecimiento conlleva a menudo, es decir, las personas mayores tienden a enfrentar las situaciones críticas de la vida con afectividad positiva, templanza, sabiduría, paciencia, y compensación de las pérdidas o limitaciones mediante el desarrollo de otros intereses subjetivamente significativos”, explica la especialista.

Un área vital afectada sin duda es la cognitiva. En el caso de los adultos mayores, es sabido que el mantenimiento de la actividad física, social, educativa, recreativa, cultural, y demás, es sumamente importante como estímulo para el entrenamiento neurocognitivo y favorece la capacidad de adaptación y de dar respuesta a las problemáticas de la vida cotidiana, así como también prevenir enfermedades neurodegenerativas.

Algunas de las instituciones de adultos pudieron continuar la actividad de profesionales para evitar el deterioro cognitivo. Por otro lado, la falta de movilidad prolongada en adultos mayores es un factor de riesgo para mantener la capacidad funcional. Es decir, es sabido que todo tipo de actividad ya sea física, mental, social, recreativa a medida que avanza la edad es un factor de potencialización y optimización de la capacidad adaptativa y disminuye el riesgo de padecer enfermedades e incluso activa la actividad neuronal regenerativa y compensadora del cerebro. Sería ideal que las personas mayores puedan encontrar la motivación para mantenerse activa aun en situación de aislamiento.

 

 

Respecto de la vivencia del ASPO, la investigadora analiza: “Al haber atravesado por crisis anteriores a nivel de cohorte, generacional, o histórica, en muchos casos los adultos se han empoderado o fortalecido para mitigar o superar el temor y enfrentar la crisis de la pandemia. El temor más frecuente en los adultos mayores no es a la muerte sino a la soledad y a la pérdida de vínculos interpersonales a los que se esté apegado, si bien no hay que perder de vista que cada persona lo vive de manera diferencial”.

Krzemien  junto con otros investigadores del IPSIBAT y la UNMDP  tomaron la iniciativa de un proyecto que tiene como objetivo brindar información y herramientas psicoeducativas que permitan disminuir la ansiedad, el estrés y la depresión vinculadas a la situación del Covid-19 que afectan la calidad de vida de las personas mayores. Éste se denomina “Recursos digitales para cuidadores de adultos mayores. Diseño de una Aplicación para la práctica del Mindfulness” y pone especial atención en los aspectos psicológicos de los cuidadores de adultos mayores en este contexto de la pandemia, lo cual resulta fundamental tanto por su propio bienestar, como por el de las personas mayores.

El proyecto propone brindar mediante una aplicación virtual actividades y experiencias guiadas por profesionales de la salud mental especialistas en la temática, que puedan ser llevadas a cabo desde el lugar en el que se encuentre el cuidador. Esta propuesta se suma a la oferta de dispositivos  gratuitos y virtuales de contención y acompañamiento psicológico para adultos mayores propuesta por un equipo de extensionistas de la Facultad de Psicología de la UNMDP.




Recomendaciones útiles

  1. Contar con información oficial de organismos de salud,en una dosis justa y necesaria, para tener conocimiento sobre los aspectos de cuidado y prevención, evitando detalles del progreso de la pandemia, y del covid-19, ya que puede ser un factor de estrés y ansiedad.
  2. Desalentar el consumo excesivo de noticias, y la reproducción de información falsa y/o tendenciosa.
  3. Considerar este tiempo como una oportunidad para recrear estrategias de afrontamiento positivas y adaptativas: emprender actividades, ocupaciones, intereses en casa, que se orienten a la promoción de la salud y la mejora de la calidad de vida, mediante la modificación de hábitos y costumbres (mantener una alimentación saludable, nuevas rutinas, comunicarse con frecuencia con otros, realizar actividades físicas e intelectuales diariamente, hacer arreglos en la casa, leer o estudiar un idioma, aprender alguna herramienta de comunicación virtual, aprender a usar redes sociales)
  4. Evitar recurrir a estrategias de afrontamiento desadaptativas o al aumento de conductas evitativas (mala alimentación, el excesivo uso del descanso, de alcohol o automedicación, el excesivo uso de la televisión o el aislamiento social virtual).
  5. Participar de algún programa virtual de contención psicológica profesional y, a su vez, reunirse virtualmente con pares que estén sobrellevando la situación con actitudes positivas.
  6. Tener presente que esta situación no es definitiva, y prepararse cada día sin importar la edad o el tiempo que lleve para recuperar la normalidad.

 

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