¿Cuáles son las señales para detectar problemas de vista en la niñez?
Tanto padres como educadores son responsables de detectar problemas de vista en la niñez. El niño o niña no sabe que ve mal porque no conoce lo que es ver bien. Por eso, los expertos recomiendan estar atentos a determinadas posturas o gestos, ya que son señales de mucha ayuda para poder detectar lo antes posible los inconvenientes oftalmológicos.
Según el doctor Rafael Iribarren, miembro del grupo argentino de estudio de miopía y consultor de Novar, empresa de lentes oftálmicos, hay síntomas que pueden alertar de que algo no va bien. “Si el chico se acerca mucho a la televisión o al cuaderno cuando escribe o dibuja, si inclina la cabeza, si guiña alguno de los ojos, si su rendimiento escolar no es el adecuado, si tiene dolores de cabeza frecuentes o le molesta la luz”, describe el especialista.
7,5 millones de niños en edad escolar portadores de algún tipo de deficiencia visual
De acuerdo a estudios de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 7,5 millones de niños en edad escolar portadores de algún tipo de deficiencia visual y sólo el 25% presenta síntomas.
Entre las patologías oftalmológicas más frecuentes en la infancia, se encuentran las enfermedades de la refracción, que son problemas de visión que se producen cuando la forma del ojo no permite enfocar bien; es una condición que suele darse en diferentes grados de severidad en 1 de cada 5 niños y niñas.
Señales en la niñez para detectar problemas en la vista
Son varias las señales para reconocer que estamos ante un niño con alguna anomalía visual (como miopía, astigmatismo, hipermetropía o estrabismo), entre las que se destacan las siguientes:
- Le cuesta ver bien lo que se escribe en el pizarrón o ver la televisión
- Desvía un ojo o tiene visión doble de manera constante o intermitente.
- En actividades de cerca, ve doble o borroso de forma ocasional. Y como consecuencia sufre cansancio, nerviosismo o irritabilidad.
- Tiene falta de interés por la lectura o pierde el hilo cuando está leyendo y hasta le resulta difícil recordar lo que leyó.
- Al leer sigue el texto con el dedo, mueve mucho la cabeza o la tuerce. Mezcla las sílabas al leer.
- La comprensión de la lectura para su edad es baja o, incluso, inexistente. Omite o añade palabras al leer, o también se salta de renglón.
- Frunce las cejas, parpadea excesivamente o presenta otras deformaciones faciales cuando está leyendo.
- Se tuerce al escribir y/o se sale mucho al colorear.
- Al fijar la vista en alguna actividad inclina, gira o ladea la cabeza o la espalda.
- Tiene dolores de cabeza frontales, náuseas o mareos por la tarde o después de desempeñar una tarea de cerca.
- Sensibilidad exagerada a la luz.
- Lagrimeo excesivo, ojos rojos o hinchados y se los frota con frecuencia.
- Da pasos en falso, se cae con frecuencia o avanza la cabeza para ver mejor.
- Vocaliza en voz baja cuando está leyendo.
- Se observa una rigidez corporal cuando mira objetos de lejos.
- Invierte letras o sílabas como, por ejemplo, confundiendo la “o” y la “a”, la “n” y la “m”, la “b” y la “d” y la “p” y la “q”.
- Estrabismo o bizquera hacia fuera o hacia dentro.
- Se tapa o guiña un ojo de vez en cuando para ver mejor con el otro.
- Se acerca mucho al libro, teléfono móvil, tablet, ordenador o televisión.
- Déficit de atención y concentración o bajo rendimiento escolar.
- Mala coordinación entre ojos y mano. Por ejemplo, le cuesta atrapar una pelota.
- Sufre malestar, mareos o ve doble al visionar una proyección 3D.
Una revisión a tiempo es la clave
Desde la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil recomienda el siguiente calendario para realizar los controles visuales oportunos: en el recién nacido, a los seis meses, al año, a los tres años, a los cinco años y luego anualmente.
El certificado oftalmológico no debe ser considerado un trámite sino la oportunidad de cada chico para conocer sobre su salud visual y así tener la posibilidad de un mejor ciclo escolar. Comunicar para la prevención forma parte del rol médico-docente. Es importante recordar que la detección y el uso de anteojos apropiados deberá ser una oportunidad compartida entre los padres, médicos pediatras, docentes y el médico oftalmólogo infantil para lograr juntos un correcto desarrollo visual en los más pequeños.
“En los últimos años y sobre todo luego de la pandemia del covid la miopía es uno de los problemas visuales que más creció, con un incremento del 40%, y según la Organización Mundial de la Salud para el año 2050 la mitad de la población mundial la padecerá”, comenta Mauro Stabile, CEO de Novar, empresa de lentes oftálmicas. “Hoy los anteojos convencionales solo solucionan el problema de la miopía y no están diseñados para controlarla, por lo que su uso sería similar a tratar un síntoma y no la enfermedad de base. Pero gracias a la persistente investigación de profesionales argentinos y tecnología de última generación hoy se encuentran en el mercado nuevas lentes para mejorar y evitar progresión de la miopía”, agrega.
En el caso de la miopía, esta epidemia tiene sus causas en el hecho de que los niños hoy no tienen mucho tiempo para estar al aire libre y la pasan mirando pantallas y celulares de cerca. Esta combinación de factores produce miopía.
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