Los detalles del histórico paso de la ‘Voyager 2’ al espacio interestelar

La revista Nature Astronomy publicó una serie de artículos que describen con detalle el paso histórico de la nave Voyager 2, que lleva ya un año recorriendo el espacio interestelar.

El 5 de noviembre de 2018, después de 41 años de viaje, cuando estaba a una distancia de 18.000 millones de kilómetros de la Tierra, los sensores de la sonda registraron el momento en que pasó de encontrarse envuelta por el plasma más caliente y tenue generado por el viento solar al más frío y denso que baña lo que hay más allá.

Los artículos publicados por la citada revista y difundidos por el diario El País de España en un artículo al respecto, muestran que, antes de llegar al límite de la heliosfera, se encuentra una región fronteriza mayor que la distancia que separa la Tierra del Sol.

Tras esta zona donde el plasma se ralentiza, se calienta y es más denso, llega una última frontera más fina, que la nave superó en menos de un día, en la que el campo magnético es más intenso. Después, comienza el medio interestelar.

La Voyager 1

Fue en agosto de 2012, la Voyager 1, la primera nave en rebasar la heliosfera, una burbuja magnética que envuelve el sistema solar en su viaje por la Vía Láctea.

Sus medidas no fueron tan precisas como las que ahora ofrece su gemela porque su detector de plasma se había averiado en 1980.

La primera Voyager abandonó la heliosfera a una distancia de 122 unidades astronómicas del Sol (una unidad astronómica equivale a la distancia que separa el Sol de la Tierra) y la Voyager 2, que fue lanzada unos días antes y es la sonda en activo más veterana de la exploración espacial, a 119.

Las Voyager son las únicas que han recogido información sobre el terreno para reconstruir la estructura de la frontera solar.

Al infinito y más allá

Pese a ser las sondas que más lejos se encuentran de la Tierra y a que ninguna otra llegará allí en, como mínimo, 25 años, no se puede decir que ninguna de las dos haya abandonado el sistema solar.

La NASA ha recordado en alguna ocasión lo lejos que están sus dos misiones más longevas de alcanzar ese hito.

Esa frontera, marcada por la influencia gravitatoria del sol, se sitúa en el borde exterior de la Nube de Oort, una gigantesca región de objetos helados que comienza a unas 1.000 unidades astronómicas del Sol y se extiende hasta las 100.000.

Las Voyager necesitarían 300 años más solo para llegar hasta allí y para entonces su combustible nuclear llevará siglos agotado.

Mientras tanto, avanzan, y llevan a bordo información sobre la civilización terrestre por si algún día se encuentran con alienígenas inteligentes.

 

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