Cadenas perpetuas a los responsables de los vuelos de la muerte

En el marco de la megacausa de la ESMA, este miércoles se conoció la sentencia del mayor juicio de la historia del país, con 54 imputados por los delitos cometidos contra 789 víctimas y condena a cadena perpetua, entre otros, para el excapitán Alfredo Astiz y a Jorge el Tigre Acosta.

Entre otras de las sentencias significativas figuran las de Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino, integrantes de un grupo de ocho acusados que se han convertido en los primeros juzgados por su responsabilidad material en los vuelos de la muerte, el sistema de exterminio de los detenidos desaparecidos que acabó con la vida de unas 4.000 personas, lanzadas al mar desde aviones militares después de haber sido drogadas para adormecerla.

Argentina, que en la década de los 80, con Raúl Alfonsín, fue un ejemplo mundial de juicio a sus represores, después vivió la época de los indultos y la impunidad de los 90, y desde 2003, con el impulso del gobierno de los Kirchner, volvió a ser una referencia internacional en juicios de lesa humanidad, vivió una catarsis colectiva, un acto de justicia reparadora.

Aún hoy hay 449 criminales presos y 553 en prisión domiciliaria, y aún hay otros 420 procesos en marcha.

“Declararon más de 800 personas. Es el juicio más grande de la historia argentina. Entre los imputados hay personajes muy relevantes como Acosta y Astiz, conocido más allá de Argentina. El juicio permitió además reconstruir la colaboración de la Iglesia, la connivencia de los medios de comunicación, como la Cancillería argentina utilizaba a los secuestrados como mano de obra esclava para hacer propaganda y contrarrestar lo que ellos llamaban la campaña antiargentina en el mundo”, analizó Luz Palmas Zaldúa, abogada del CELS, el respetado organismo de derechos humanos que impulsa estos juicios.

 

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