Denuncian que el hospital Garrahan rechaza donación de sangre de personas gay

La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) denunció que el hospital Garrahan “desecha la sangre y plaquetas de los homosexuales”. Desde septiembre de 2015 ser gay ya no es impedimento para la donación según la ley, pero la Asociación Argentina de Hemoterapia Inmunohematología y Terapia Celular (AAHITC) todavía recomienda no aceptar el material según la orientación sexual.

El alerta –que no es nuevo, ya que también se han detectado estas prácticas en clínicas privadas y en enero hubo otra denuncia contra el Garrahan- toma especial relevancia porque se trata de un nosocomio público.

El caso llegó a la CHA a partir del testimonio de Daniel, que vive en un pueblo cercano a Santa Teresita, y era donante del mencionado hospital desde el 2007. No obstante, al conocerse su orientación sexual, le impidieron donar sangre y plaquetas.



Una primera denuncia ya había sido realizada en enero ante la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, y el ministro de Salud Ginés González García y tras su difusión, se recibió el caso de Daniel.

Según relató César Cigliutti, presidente de la CHA, en mayo de 2007 Daniel empezó a donar sangre y a las semanas plaquetas para los niños y niñas del hospital Garrahan.

Cabe recordar que hasta 2015 estaba vigente una resolución que establecía el cuestionario que debían llenar los donantes y que excluía a la comunidad homosexual –particularmente a varones- por considerarlos “población de riesgo”.

En septiembre de 2015 esto fue modificado para que no se tenga en cuenta la orientación sexual al momento de hacer donaciones, sino las prácticas sexuales de cada individuo que son, en definitiva, las que suponen un riesgo o no.

 

 

El caso de Daniel

Cigliutti especificó que “Daniel, que es gay y siempre practica sexo seguro y tiene pareja estable, donó sangre y al igual que toda la sangre donada fue sometida a testeos”.

El titular de la CHA detalló que hace unos meses lo llamaron por teléfono el día antes de la extracción, algo rutinario, para confirmar su asistencia, ocasión en la que atendió su pareja y así lo expresó a su interlocutor.

“Al día siguiente, cuando llegó al hospital, una de las enfermeras le informó que antes fuera a la oficina de la jefa del servicio de hemoterapia (…) quien le preguntó si era homosexual y ante la respuesta afirmativa le dijo que él estaba poniendo en riesgo la vida de los niños y las niñas del hospital”, describió Cigliutti.



Aunque Daniel explicó que cumple con todos los requisitos médicos para ser donante y eso lo certifican los análisis que se realiza habitualmente, tanto él como su pareja, la funcionaria “le dijo que ella sigue las recomendaciones de la Asociación Argentina de Hemoterapia y que prefiere desobedecer la ley aplicando un criterio que considera más restrictivo antes que poner en riesgo la salud de los pacientes”.

“Daniel no hizo la donación pues ella le advirtió que sus plaquetas podrían ser desechadas”, enfatizó el presidente de la CHA.

 

Daniel vive a 400 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en un pueblo cercano a Santa Teresita. Viajaba 2 veces al mes durante la noche y llegaba a la madrugada. Estaba 1 hora y media conectado a una máquina. Antes le inyectaban anticoagulantes que le ocasionaban efectos secundarios durante horas. Con más de 200 extracciones, sus plaquetas ayudaron a más de 1.000 niños y niñas.

Injustificada exclusión

Por su parte, María Laura Olivier, secretaria de la CHA, entendió que en los criterios para la selección de donantes del Ministerio de Salud de la Nación se resalta que “una injustificada exclusión de donantes no implica una mayor seguridad transfusional, todo lo contrario”.



“La exclusión de corta duración, por problemas de salud muchas veces banales, tiene un efecto negativo sobre los donantes y sobre sus contactos, esto ocurre especialmente entre los donantes de primera vez. Si los diferimos por una causa basada en sentimientos y no en evidencias muchos de ellos no volverán”, advirtió.

Al respecto, Olivier acotó que el diferimiento temporal “es la razón psicológica que los hace auto-excluirse de la donación”. “Hay numerosos estudios publicados que muestran los efectos nocivos que las exclusiones tienen sobre los potenciales donantes y que los llevan a auto-excluirse de por vida”, resaltó.

Por eso, un objetivo prioritario de los Bancos de Sangre es “reducir al máximo las exclusiones sin criterio clínico y científico”.

“La violencia hacia Daniel carece además de criterios científicos y es contraria a las leyes de esta democracia. Él ya está preparando una denuncia judicial, pero la homofobia de la Asociación Argentina de Hemoterapia no puede quedar impune”, concluyeron desde la CHA.

 

Lo más visto