Se consumen solo 800 gramos de legumbres por persona al año en Argentina

En el Día Mundial de las Legumbres, que se celebra el 10 de febrero, se destaca el bajo consumo de estas semillas en Argentina. Surge la pregunta ¿es un problema de gustos o de baja oferta?

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los argentinos comen en promedio solo 800 gramos de legumbres al año. En tanto que el consumo promedio en el mundo es de aproximadamente 8 kilos por persona.


De esta manera, en el país no se llegan a cubrir las recomendaciones que emiten los organismos nacionales e internacionales de salud.

Las legumbres son una variedad de semillas pequeñas y multicolores, que tienen un gran valor nutritivo. Las más conocidas son las arvejas, lentejas, garbanzos y porotos, y dentro de ellas existen distintas variedades. 

Son un alimento sano, muy nutritivo y económico. Tienen la característica de dar saciedad, aportan textura, y al no poseer un sabor diferencial pueden ser utilizadas en preparaciones tanto dulces como saladas y frías como calientes.

 

Día Mundial de las Legumbres: el desafío de promover su consumo

 

Asimismo, forman un grupo de alimentos con un gran potencial: ricas en nutrientes, son fuente de fibra y de proteína vegetal. También contienen alto contenido en hierro y zinc y bajo índice glucémico; al tiempo que aportan vitaminas del grupo B y no tienen colesterol ni gluten.

Aumentar la ingesta

Desde el Colegio de Nutricionistas bonaerense, la licenciada Lucía Vázquez (MP 4463) remarcó que las legumbres son “un alimento mínimamente procesado”. “En su versión en seco no cuenta con agregado de nutrientes críticos como el azúcar, la sal o las grasas”, agregó.

En relación al consumo poblacional actual, las recomendaciones nacionales son “aumentar la ingesta”, remarcó la profesional.

Sin embargo, de la producción total de nuestro país, lo que se destina al consumo interno es prácticamente marginal. Es que el 98% de lo producido se exporta, principalmente, para la elaboración de alimento seco para ganado, según los datos aportados por la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.


En ese sentido la nutricionista advirtió que “el consumo y producción de legumbres en Argentina presenta características particulares que necesitamos poner sobre la mesa si queremos pensar posibles soluciones para la problemática alimentaria actual”. 

Así, remarcó que en el país hay “una alta disponibilidad de alimentos de producción nacional, casi sin requerir la importación de estos, pero con baja capacidad de acceso de la población”.

“Es decir, los alimentos abundan pero no se distribuyen equitativamente en la mesa de las familias argentinas”, destacó Vázquez.

Desigualdad y hambre

De acuerdo con el último informe de la FAO, el 37% de la población en Argentina se encuentra en situación de inseguridad alimentaria. 

En un país dónde la economía se centra en la producción de alimentos, su concentración en pocas manos, las decisiones de exportación y el proceso inflacionario que se desencadena en consecuencia, produce “desigualdades en el acceso y hambre en la población”.

 

legumbres

Se recomienda elevar la ingesta de legumbres en el país (Fotos Ricardo Stinco).

 

A su vez, la legumbre que abarca la mayor extensión de tierra cultivada es por lejos la soja y, a partir de la aprobación de la variante de soja RR (resistente al glifosato), se convierte en el principal cultivo transgénico. 

Esto resulta clave para comprender la problemática, no sólo por las consecuencias del uso de agrotóxicos para su producción, sino por el desplazamiento de alimentos como frutas, verduras u otras legumbres. 

La priorización de la soja genera en consecuencia una disminución en la producción y un aumento en los precios de otros alimentos, dificultando el acceso económico, principalmente, para la población urbana.

Desde el Colegio de Nutricionistas enfatizaron que “todas estas aristas de la problemática son material de análisis en el trabajo cotidiano” de estos profesionales. Esto no solo en relación a acompañar los procesos alimentarios, sino también para aportar a “repensar la producción y distribución de los alimentos en la población general”. 

“Son los modelos productivos los que, en parte, determinan los alimentos que elegimos y que tenemos disponibles para el consumo en nuestro país”, cerró Vázquez.


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